Hazrat Inayat: Intoxicación pt VI
En la última parte de esta serie, Hazrat Inayat Khan aborda la pregunta más crucial sobre la intoxicación, y la más difícil de responder: ¿cómo experimentar la sobriedad? El post anterior se encuentra aquí.
¿No vemos a veces en nuestra vida cotidiana a alguien que dice: “Estoy enfermo, me siento mal, soy miserable, soy desdichado”? Pónganlo en un palacio y rodéenlo de médicos y enfermeras, y seguirá siendo desgraciado. Y otra persona que puede tener un gran sufrimiento y dolor, pero que dice: “No, estoy bien, soy feliz, todo está bien”, esa persona tiene una actitud correcta. ¿No nos muestra esto que somos, que nos convertimos, en el vino que bebemos? El hombre que está embriagado con el vino del éxito no conoce el fracaso; y si las circunstancias le hacen fracasar nueve veces, la décima vez tendrá éxito. Al que ha bebido el vino del fracaso se le pueden dar todas las posibilidades de éxito, pero, habiendo bebido el vino del fracaso; no puede tener éxito.
Hay, sin embargo, un sentimiento sutil que tiene toda alma, un sentimiento que no se puede explicar con palabras; un sentimiento que hace que un hombre se sienta más cómodo en el sillón de su casa que quizás cuando diez mil personas están ante él rindiéndole homenaje. Una persona puede estar llena de riquezas, pero en el momento en que deja de lado todas sus perlas y joyas, se sienta a solas y descansa, ese es el momento en que respira libremente. ¿Y qué nos enseña esto? Nos enseña que el hombre puede tener ante sus ojos todo lo más valioso que el mundo ofrece, pero aún le quedará algo que buscar. Cuando lo tiene, es feliz.
Por muy querida que sea, uno no quiere tener a esa persona a su alrededor todo el tiempo; a veces, queremos tener un momento lejos incluso de la persona a la que más queremos en el mundo. Por muy orgulloso que sea un hombre de sus pensamientos, y así sus pensamientos sean grandes, profundos y buenos, sin embargo, su mayor alegría la encuentra en el momento en que no está pensando. Podemos tener los más finos sentimientos de amor, ternura y bondad; pero hay momentos en los que no hay sentimientos, y estos instantes son los más exaltantes.
Esto demuestra que toda la vida es interesante porque todo es intoxicante; pero lo que realmente desea el alma es una sola cosa, y es un atisbo de sobriedad. ¿Qué es este vislumbre de sobriedad y cómo se experimenta esto, que es el anhelo continuo del alma? Se lo experimenta por medio de la meditación, por medio de la concentración. Pero si es algo natural, ¿por qué hay que esforzarse por ello? La razón es que uno disfruta tanto de esta embriaguez que después se vuelve adicto a la bebida. Y esa es la condición de toda alma en este mundo; toda alma se vuelve adicta al vino de la vida. Al mismo tiempo, llega un momento, si no es en la primera parte de la vida, es más tarde, si no es cuando una persona es feliz, sí cuando es infeliz, en que comienza a buscar esa sobriedad que es el anhelo continuo de su alma. La cultura sufí es, por tanto, una cultura diseñada para experimentar esa sobriedad.
Sin duda, es muy difícil explicar cómo se alcanza esta sobriedad; sin embargo, después de haber explicado este tema de la intoxicación, es menos difícil. Porque en realidad es tan sencillo como decir que el modo de dejar la bebida es alejarse de ella y permanecer sin beber durante un tiempo. Hay tres vinos principales, tres intoxicaciones principales: la intoxicación de uno mismo, la intoxicación de su ocupación y la tercera intoxicación que es la que sienten los sentidos en todo momento; y estos tres vinos no se pueden quitar todos a la vez. Sería como quitarle el sustento de su vida a una persona que vive del vino. Pero se puede establecer un plazo determinado y ver que durante ese tiempo la persona se mantiene sobria y sólo toma dos vinos, no tres; y que a continuación trata de tomar sólo uno, no dos. Y a medida que una persona avanza en la vida meditativa puede llegar a esa etapa en la que puede privarse de los tres vinos de los que vive, y sin embargo, todavía siente que puede vivir; y así se convencerá de que puede existir sin estas tres intoxicaciones. En verdad, esta convicción de existir independientemente de estos tres vinos, lo cual trae al hombre la realización de la vida eterna, es la esencia del mensaje divino y de todas las religiones.
Traducido por Inam Anda
Gracias querido Murshid es un tema embriagador. Cada entrega ha sido profunda y como siempre, la sencillez de las enseñanzas sufis son las que me han cautivado.
Siempre con la esperanza de dejar el vino que intoxica, sin embargo a veces me dejo llevar por la embriaguez de en una montaña rusa, a veces se logra y a veces no.