Hazrat Inayat : Magnetismo pt V
En esta última entrega de nuestra serie sobre magnetismo, Hazrat Inayat Khan da una explicación muy clara sobre cinco planos diferentes a través de los cuales puede funcionar el magnetismo. La publicación anterior puede encontrarse aquí.
Existen cinco aspectos del magnetismo que se manifiestan a través de los varios planos de la existencia.
1) El magnetismo físico, que depende del sistema físico, la circulación de la sangre y un desarrollo balanceado de los músculos junto con la limpieza del cuerpo tanto interna como externamente, y la refinación de los movimientos, la pose y la postura. Durante la infancia la frescura del cuerpo junto con la inocencia tiene atracción, y durante la juventud su desarrollo es atractivo. Durante la edad adulta, cultivar la mente tiene el poder de la atracción. Pero en la vejez, ni la frescura ni el desarrollo del cuerpo permanecen iguales, tampoco el poder de la mente. Si entonces existe alguna atracción, es únicamente la iluminación del alma que tiene una gran influencia magnética en el entorno del hombre. Si esto está ausente, entonces no queda nada para él en la vida y se convierte en una carga para sí mismo y para los demás.
2) El magnetismo mental, que depende del poder y la armonía del pensamiento. Esto se puede obtener al estar completamente absortos en pensamientos bellos y armónicos, y al suprimir todas las tendencias irritables como la ira, la pasión, la avaricia, el apego, los celos y el orgullo. La razón por la que un artista, poeta, músico, escultor, o pensador demuestra tener una personalidad más llamativa que un político o un empresario es que su interés mantiene a su mente absorta en el pensamiento de belleza, amor, y armonía, mientras que muchas otras ocupaciones en la vida distraen la mente de estos pensamientos. Tal como la cultura física trae nueva vida al cuerpo, de la misma manera la cultura del pensamiento ilumina la personalidad de la persona.
3) El magnetismo del corazón es incluso mayor y más milagroso. Si el corazón está correctamente afinado a la bondad y al amor, el magnetismo en si brota y atrae a todo ser con el que entra en contacto. Existe una muy conocida historia de Hatim, el sufi más eminente del pasado, quien llegó a ser tan conocido que el mundo comenzó a venerarlo por su generosidad y amor. En una ocasión el rey de Persia tuvo tantos celos de él, al ver que todos lo adoraban, que prometió al jefe de los asesinos parte de su territorio por cortar la cabeza de Hatim y traérsela. El asesino se marchó del país muy complacido esperando la recompensa. Después de un viaje de muchos días, llegó a la ciudad donde vivía Hatim. Hatim, como era su costumbre, salió a mirar si había algún extraño en la ciudad a quien pudiera ayudar de alguna manera.
Ocurrió que esa noche conoció al asesino, y al verlo, un extraño, lo invitó a pasar la noche con él como su huésped. Lo llevó a su casa. El invitado estaba muy conmovido por la hospitalidad y bondad que recibió. Al día siguiente cuando inició la mañana todos empezaron a realizar sus actividades cotidianas, Hatim muy amablemente preguntó a su invitado si se quedaría con él hasta familiarizarse con la ciudad, y si podía ayudarlo de alguna manera con cualquier asunto que deseaba realizar. El invitado dijo, “Eres demasiado amable para poder ayudarme en mi propósito.” Hatim respondió, “Pero puedes decirme y haré mi mayor esfuerzo para al menos aconsejarte.”
El hombre susurró bajito, “He venido aquí para cortar la cabeza de Hatim y llevarla a mi rey. Me ha ofrecido una porción grande de territorio por ello, y si tu me ayudas también te daré una parte.” Hatim respondió, “Oh, es muy sencillo, pensé que tenías algo más difícil.” Entró a la casa y tomó su brillante espada, dándosela en la mano dijo, “Aquí está la espada y esta es la cabeza de Hatim.” El que sería su asesino estaba tan sorprendido al ver que tales personas realmente vivían en esta tierra, que están dispuestas a sacrificar su vida por los demás, cuando él, el más cruel de los hombres, había venido a tomar la vida de tal persona por una recompensa transitoria. Se arrodilló a los pies de Hatim y con emoción dijo, “Preferiría ser su esclavo señor, a tener el territorio del rey.” Tal es el magnetismo del corazón. Cuando el corazón está desarrollado por el amor, gana a Dios y al hombre.
4) El magnetismo espiritual se produce en el hombre cuando, por propia voluntad, se vuelve absorto en lo abstracto, haciendo que sus sentidos estén controlados e inactivos, disfrutando del trasfondo del universo en el que se basa toda la música del universo. Cuando ve la luz de Dios dentro de sí mismo, las formas de este mundo no son nada más que sombras. Entonces se convierte en eso que ve más allá del cuerpo, la mente y el corazón. De este modo se regocija con éxtasis y se siente uno con todo el universo, en armonía con el amigo y el enemigo, tolerante tanto a lo bueno como a lo malo, inocente frente a lo alto y a lo bajo. Este estado de éxtasis atrae, así como una corriente eléctrica, a todo aquel que entre en contacto con él, ya sea consciente o inconscientemente.
5) El magnetismo divino es todavía mayor. No solamente atrae al hombre, sino también a las bestias y a las aves, peris, huríes, genios y ángeles. Incluso las cosas son atraídas por él. Pues la persona se vuelve el centro de toda la atracción. A esta completa perfección, se puede llegar únicamente a través de la renunciación y la aniquilación del ser individual. Los sufis llaman a este estado “Qutbiyat.” Con esto están coronados los más elegidos de Dios. Hay cinco grados de aniquilación y en cada grado se avanza un nuevo paso en el camino a la perfección hasta llegar al último grado que se llama Rasul, la aniquilación completa en Dios, el Único Ser.
Dios los bendiga.
Traducido por Darafshan Daniela Anda