Hazrat Inayat: Mureeds Class, Initiation (Spanish version)

Hazrat Inayat: Clase a Mureeds, Iniciación

Recientemente publicamos una clase dictada por Hazrat Inayat Khan a los mureeds en la ciudad de Nueva York el primer día del año en 1926. Dos semanas más tarde, el 15 de enero, el grupo se juntó nuevamente y él dio la siguiente explicación sobre el significado de la iniciación, incluyendo una ilustración sobre su propia experiencia de encontrar a su Murshid.

Iniciación

Bendecidos mureeds,

Quisiera decir algunas palabras sobre el tema de la iniciación.

La iniciación no es solamente una ceremonia formal. Es la forma externa de algo que está destinado a ocurrir. Como todas las cosas en la vida están determinadas y establecidas para un cierto momento, así la iniciación está fijada para un determinado momento. Y cuando llega ese momento, eres conducido a tu maestro para ser iniciado por él. Muchos en el camino místico tienen esta experiencia, sino todos – que después del anhelo de muchos, muchos años, de encontrar alguna persona que les guiara en el camino spiritual, fueron conducidos hasta él después de muchos años. Algunos tuvieron visiones y advertencias en forma de sueños, o en forma de inspiración.

Si tuviera que contar mi propia experiencia, diría que desde la infancia fui meditativo y que esa tendencia aumentó con mi crecimiento. Y hubo un cierto momento en mi vida en el que sentí interiormente más urgencia de ser contemplativo. No tenía un maestro a quien llamar guía espiritual sin embargo había aprendido, como todo niño en el Este, quien conoce más o menos el camino del discípulo. Pero llegó un cierto momento en que la urgencia interior comenzó a ser más concreta, más clara; incluso al punto de convertirse en audible, más fuerte que la palabra hablada, se convirtió en visible en la forma de una visión. Y cuando estaba buscando algún alma en el afán de ser guiado en el camino spiritual, sucedió que me encontré en presencia de un alma que reconocí a primera vista, era la persona que había visto en mis meditaciones. Era mi maestro. Tan pronto mi maestro apareció, supe que él era mi maestro. No necesitan sorprenderse con esto. Este fenómeno es natural en el camino espiritual. Incluso en el diario vivir ocurre este fenómeno. Si somos serios, sinceros, en los negocios, en nuestra profesión, en nuestro trabajo en la vida mundana, cuando conocemos a alguien que estábamos realmente destinados a conocer, siempre existe un sentimiento de que conocíamos a esta persona desde siempre. Y si no existe este sentimiento, entonces las personas pueden juntarse y pasar cien años juntos y seguir siendo extraños. Y otras veces, una persona puede conocer a alguien una vez y sentir “conozco a esta persona desde hace mil años.” El mismo sentimiento se volvió más concreto con la primera mirada a mi maestro. Reconocí, “Este es el mismo rostro que he visto en mis visiones.”

No todos son visionarios. Pero como lo saben el espíritu, el corazón y el alma, si no lo vemos, lo sentimos; si no lo sentimos, lo pensamos. Siempre existe una señal que vincula al murshid con su mureed. ¿Y hasta dónde llega este vínculo? Este vínculo es como una cadena. Los maestros que han vivido en todas las épocas, que han trabajado por la humanidad, sean reconocidos o no, que han sufrido por causa de la humanidad, que se han compadecido por las dificultados y preocupaciones de los hombres en tiempos difíciles, que han guiado a los hombres a través de condiciones difíciles, tales maestros ya sea en la tierra o al otro lado, este vínculo de iniciación los une a ustedes con todos ellos. Por eso decimos, “Unidos a todas las almas iluminadas que forman el cuerpo del Maestro, el Espíritu de Guía.” Por eso, este vínculo de iniciación no solo une al Murshid, sino a todas las almas iluminadas que están aquí frente a ustedes y en lo invisible.

Aquel que tiene sentimiento e iluminación podrá ver más, no puede evitar ver más y más cada día. Pero este camino de iniciación continúa. Después de una iniciación hay otra iniciación y después hay otra iniciación más. Y así sucesivamente. Cuando se levanta el velo, continúas, más y más, hasta que llegas al estado en que la iniciación interior comienza. La iniciación externa es una fase de preparación para la iniciación interna, la cual llega en la forma de revelación.

Y ahora, podrían preguntarse, ¿qué traerá bendiciones a los que han sido iniciados? La respuesta es: un continuo interés en el camino. Es una gran pena ver que en estos tiempos modernos las personas buscan la verdad, pero sin paciencia. Llegan a un grupo y después se cansan; quieren algo novedoso y van a otro grupo y después a otro y a otro. Se mueven de un lado a otro. Para ellos, esto es como un teatro de variedades en el que hay cambios todas las semanas. Durante toda la vida cambian de una cosa a otra.

Imaginen, después de tantos miles de años desde que vino Buda, ¡los budistas mantienen la idea de Buda! No han retrocedido en el desarrollo espiritual. Han avanzado. Después de miles de años desde que vino Buda, incluso mantienen sus enseñanzas de vida; viven con ellas. Y eso es lo más importante. Si alguien pregunta, “¿Qué es lo más importante en tu vida? ¿Es acaso el disfrute terrenal, el interés mundano?”, deberías responder, “No, todas estas cosas son necesarias en mi vida, pero cerca de mi corazón está mi desarrollo espiritual, mi religión, mi devoción. Eso es lo más cercano a mi corazón.”

Si una persona va de un grupo a otro, de un maestro a otro, entonces no se gana nada. Además, están probando al maestro, en lugar del maestro probarlos a ellos. El pobre maestro es un ser humano; debe tener algo malo. Nadie en este mundo tiene siempre la razón. Si estuviera en lo cierto, no existiría en este mundo. Un ser humano está sujeto a todas las cosas. Cuando critican, se llevan la impresión de que, “Hemos encontrado en el maestro algo en su contra.” Por veinte maestros, eso es veinte puntos malos. Veinte puntos de veinte maestros les pone en contra de Dios, el alma, el espíritu, y en contra de la verdad. Esta es la condición. Todos dicen buscar la verdad sinceramente, pero no saben de qué manera buscar la verdad.

La fe es una gran cosa. Los hindús han enseñado la fe a partir del ideal de una roca*, un ideal que es más que ignorante, que no tiene conocimiento de la vida, ninguna respuesta. Si una persona puede tener fe en su ideal, naturalmente puede tener fe en ambos, Dios y el hombre. Aquel que es capaz de tener fe en su ideal que carece de vida, también puede tener fe en un ser viviente. Pero aquel que no tiene fe en su ideal viviente, no tiene fe en nada.

Además, el hombre es un juez muy rápido. Juzga ágilmente al otro desde su propia ley y desde su propio punto de vista. El hijo está listo a juzgar a su padre, las personas están listas a juzgar a su profesor, a su doctor; están prestos a juzgar a quien está más evolucionado. Es una tendencia que se expresa libremente; rompe con todo ideal que existe, mata el idealismo. Es por esto que hay muchos inventores en el mundo occidental, pero las grandes personalidades no tienen permitido crecer. Y si vemos una gran personalidad, difícilmente hay alguien que no tenga la tendencia a empujarlo, a jalarlo hacia abajo. Es un gran error de esta época; y si continúa, será raro encontrar grandes personalidades. Poniendo de lado las religiones y el mundo espiritual, incluso en la política y en la sociedad, tan pronto una persona surge y da ejemplo a diez personas, el primer intento es jalarlo hacia abajo antes de que sea conocido por cuarenta personas. En tiempos antiguos se crucificaba y apedreaba y perseguía a profetas y místicos. Y en esta época se los tira para abajo, se les insulta y critica y molesta. Es una gran tristeza de todas formas.

Aparte de las cosas mundanas, cuando consideramos las cosas espirituales, es necesaria cierta cantidad de idealismo. Sin idealismo no hay religión ni espiritualidad. El idealismo viene de la imaginación. Si no hay imaginación, no se puede tener ideal. Por ejemplo, es fácil decir que un diamante y una piedra son lo mismo, son piedras. Pero la imaginación distingue entre diamante y piedra. Si no hay imaginación fácilmente diríamos que es una piedra; es posible que sea un rubí o un diamante, ¡que es lo que es!

La iniciación que han recibido no insta cierta disciplina de vida. No se les pide que sigan ciertas reglas o principios, porque la Orden Sufi** deja en libertad a los iniciados para que escojan sus propios principios. Sin embargo, despierta de cierta forma un principio que está ahí naturalmente, que surge en nuestros corazones y que podemos seguir porque viene de nosotros mismos. Y al mismo tiempo, ser y no tener principios es como vivir sin vida. ¿Se trata la vida solo de beber y divertirse o tener un buen pasatiempo? Si ese fuera el propósito, la vida no tendría importancia. Lo único que da importancia a la vida es un principio. No en el sentido ordinario del principio, por ejemplo un principio comunitario o un principio social, no me refiero a ese principio. Me refiero al principio interior, el que tu propia alma te enseña, el que te hace vivir como quieres vivir y como te gusta vivir. Es ese principio, ese es el espíritu de toda moral que el Movimiento Sufi enseña; sin restricción de comida o acción. En las enseñanzas sufíes se enseña lo que es mejor para tu desarrollo espiritual. No hay restricción en que debas seguir esta regla. Hay plena libertad para que elijas tu propia manera.

Lo único que se dice de la iniciación es que debe ser considerada como la cosa más sagrada y es esta consideración la que los ayudará a todos a seguir avanzando en el camino espiritual. Todos los ejercicios que se les den, mientras sean considerados de esta manera, serán de gran utilidad y beneficio. Es como una medicina. La persona que lo toma con gran fe y confianza, ciertamente le hará bien. Pero otra persona que dice, “No creo que haga ningún bien, pero la tomo porque mi doctor la ha prescrito y yo he pagado el precio, entonces tengo que tomarla,” para ella la medicina no tiene ningún valor excepto el que ha pagado por ella. Así mismo es con la iniciación. Si pensamos que la iniciación pertenece a una membresía, no obtendremos ninguna virtud de esta, pero si pensamosla iniciación es sagrada, que no tiene nada que ver con membresía, es una conexión con el Murshid y todas las almas espirituales iluminadas, un vínculo a través del cual se recibe conocimiento espiritual, una bendición que guardamos como un tesoro sagrado, cuando esa es la idea, entonces la iniciación tiene valor y traerá todos los beneficios que la iniciación puede dar.

No es sabio hablar sobre la iniciación Sufi a aquellos que no han sido iniciados, aquellos que no pueden comprender. Si hablas con ellos, si les dices, “He sido iniciado,” sólo hace que lo conciban más pequeño de lo que es. Es algo sagrado que debes guardar en tu corazón. Puedes decir, “Soy miembro del grupo Sufi”; no necesitas decir, “He sido iniciado.” Es demasiado sagrado para hablar de ello. Cuando llevas esta idea como algo sagrado a donde quiera que vayas, prosperarás en el trabajo de tu alma, y darás frutos y flores, ambos símbolos de realización espiritual.

Las prácticas son secundarias. Lo primero es tu actitud frente a tu iniciador. Lo segundo son las prácticas. Lo tercero es el estudio que pueda explicar el sentido interior de tus prácticas.

De aquí saldrán grupos de estudio. En el grupo de estudio, todas las cosas relacionadas a su iniciación serán leídas, y en silencio. Háganlo pronto, y ese estudio siempre les ayudará más y más a alcanzar esa dicha por la cual se han unido a la Orden Sufi.

Dios los bendiga.

*’roca’ se refiere aquí a ídolos de piedra.
**La Escuela Interior del Movimiento Sufi.

 

Traducción al español Darafshan Daniela Anda

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