Hazrat Inayat : Our relation to God pt II (Spanish version)

Hazrat Inayat: Nuestra Relación con Dios parte II 

En la primera entrega de esta serie, Hazrat Inayat Khan explicó que nuestra relación con Dios toma cinco formas, la primera es “idealizar”. Aquí continúa con la segunda forma, “reconocer”.  

Reconocer es el segundo paso; se lo llama “tariqat*”. En esta etapa, el creyente en Dios piensa en Él no solo como en el cielo, donde se le debe toda alabanza, adoración, honor y respeto, sino que reconoce que Él también está en la tierra. Por ejemplo, considera una persona llamada “Juan”. Si le preguntas por el nombre de cada parte de él, él puede dar un nombre específico para cada una. Pero ¿cuál es “Juan”? ¿Cómo reconoceré a “Juan”? Si lo reconozco por su cabeza, ¿por qué no llamar a su cabeza “Juan” en vez de “cabeza”? Si lo reconozco por su mano, entonces ¿por qué no llamar a su mano “Juan”? ¿por qué llamarla “mano? Si lo reconozco por su cuerpo, ¿por qué no llamar a su cuerpo “Juan” en vez de “cuerpo”? Pero si el cuerpo es Juan, y el cuerpo está muerto, ¿dónde está Juan? Ahí donde está el cadáver, ¿está Juan? No, seguramente Juan es diferente a su cuerpo; pero al mismo tiempo se representa a sí mismo con su cuerpo. Es su yo interior el que realmente es Juan. Sin embargo, no es su yo interior lo que se muestra a nuestros ojos externos, que son limitados; es su yo limitado, al que llamamos “Juan”, lo que se muestra. Juan está detrás de su yo limitado. Nuestros ojos son solo el vehículo para ver y podemos ver algo más allá de nuestros ojos. Nosotros, los que vemos, somos el vidente. 

Si estudiamos esto con más y más cuidado, nos damos cuenta de que Dios es el creador, y debemos considerar que debe tener algo de lo que crear. Cuando un escultor se pone a trabajar, tiene algo en mente antes de empezar. Debe tener un trozo de roca o piedra para trabajar. Cada trabajador tiene algo además de sí mismo para crear. Entonces uno puede preguntarse, “¿había algo además de este mundo para que Dios lo hiciera? ¿De dónde obtuvo Dios las cosas para hacer el universo?”. Si Él creó a partir de algo ya hecho, entonces esa sustancia de la que hizo el Universo debe haber sido hecha por algún otro dios, o quizás mil dioses, ¡e incluso entonces puede que no hayamos llegado al final! Pero esto no puede ser. Toda la creación es de un Ser cuya sabiduría es ilimitada, un Ser cuyo arte es ilimitado, cuyo poder es ilimitado. Él crea de sí mismo, con su propio poder. Por tanto, la creación y el Creador no son dos, así como el hombre y su cuerpo no son dos. Son dos, pero al mismo tiempo no lo son. Cuando reconoces a un hombre, no solo lo reconoces por su cuerpo, sino también por su espíritu. Si reconoces a Dios, puedes reconocerlo no solo en el cielo, sino también en la tierra. Aquellos que lo reconocen, lo ven en todo. 

Una canción indostánica dice: 
¡Ah! ¡Cuán deseoso estaba de ver al divino Amado! 
¡No es culpa del Amado que no veas! 
¡Él está ante ti! 
Es tu culpa que no lo reconozcas. 
Todo, lo que sea que veas, no es más que 
¡La Presencia de Dios! 

Pero si dices: “Todo el mundo es la presencia de Dios”, entonces ¿qué hay en el cielo? No digo: “El cuerpo es Juan”. Digo: “Detrás del cuerpo está Juan, aunque el cuerpo también es Juan”. Entonces Dios está en el cielo, pero Su manifestación también es Dios. 

* En un sentido exotérico, “tariqat” significa seguir costumbres y prácticas, y es por ello que, a los grupos de sufíes, a partir de seguir ciertos ritos y formas, a veces se les llama ‘tariqas’, pero en un sentido esotérico, tariqat se refiere al segundo paso del camino místico. 

Continuará… 

Traducido por Yaqín, Rodrigo Esteban Anda 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.