Hazrat Inayat: Mirando lo bueno y lo malo
Hay dos cosas que hacen que una persona elogie a otra, y hay dos cosas que hacen que uno encuentre faltas en el otro. Una tendencia a idealizar y buena voluntad causan que uno mire el lado bueno de las personas; en ausencia de estas dos tendencias uno no podría ver lo bueno en ninguna persona. ¿Qué es lo que hace valioso al diamante? Que es idealizado. Un cristal con una corriente eléctrica en su interior puede brillar mucho más que un diamante. No siempre el valor está en las cosas y seres; el valor depende de lo que uno hace de ellos, la forma en que uno los idealiza. Una persona sin ideal dirá, “Todo hombre es lo mismo para mí. No hay mayor o menor, superior o inferior”, pero aquel que tiene un ideal elevará a una persona si la compara con otras personas, idealizará a esa persona.
Pero es la buena voluntad la que sostiene el ideal. En ausencia de buena voluntad, una persona puede elevar su ideal a lo alto y en un instante arrojarlo desde allí y romperlo. Una vez en Rusia, el zar fue adorado no solo como un monarca, sino como un representante de Dios. No había ninguna tienda en la que la imagen del zar y la zarina no se exhibieran en el lugar más destacado. Y entonces llegó una ola en que se le infringió un sufrimiento infinito a aquel a quien todos habían adorado y llevaron su corona a la calle y la rompieron con martillos y fue llevada en procesión. En verdad el hombre es un niño; en un momento eleva a alguien y en otro momento arroja al suelo su ideal. Por tanto, una persona realmente idealista es muy difícil de encontrar en este mundo, y el ideal solo puede mantenerse con fuerza de voluntad.
Cuando una persona encuentra una falta en otra y le insulta, lo hace por dos razones. La una es el orgullo porque satisface su orgullo de saber, o ser reconocida porque es mejor que el otro. La otra cosa proviene de la crueldad en su naturaleza. Hay una crueldad silenciosa en la naturaleza del hombre, cuya satisfacción está en causar daño a alguien en cualquier forma. Esa persona obtiene una especie de satisfacción con eso. Hay algunos en el mundo que, al causar dolor físico, al ver una herida, obtienen satisfacción; hay otros que obtienen satisfacción al herir los sentimientos del otro. Y no es algo raro, es mucho lo que se puede encontrar en todas partes.
Y debe saberse que existe la acción y la reacción. Todo lo que uno hace tiene una reacción, rebota. El amor devuelve amor, el odio devuelve odio, y multiplicado por mil. ¡Da un grano y recupera mil granos! Una persona, por más rica, poderosa, altamente apreciada, capaz, eficiente, apoyada por muchos en su vida – por ejércitos – puede ser arrojada a las profundidades de la tierra por el más pequeño daño que pueda haber causado, que luego rebota. Ninguna protección, ningún respaldo puede evitar el golpe de la reacción a cualquier daño que una persona cause a alguien. Pero podemos decir, “hay muchas personas en el mundo que son muy felices a pesar de la crueldad que han infligido a sus semejantes”. Pero se debe recordar que su momento llegará, no es más que una cuestión de tiempo.
Por lo tanto, para el sufi hay un principio que es esencial recordar y es la consideración por los sentimientos humanos. Si uno practica en su vida este único principio, no necesita aprender mucho más; no necesita preocuparse por la filosofía; no necesita seguir una antigua o nueva religión, porque este principio en sí mismo es la esencia de todas las religiones. Dios es amor, pero ¿Dónde mora Dios? Él habita en el corazón del hombre.
Traducido por Inam Rodrigo Anda