Hazrat Inayat: Etapas de Autorrealización pt IV
Luego de habernos llevado a través de las diferentes etapas de la creencia, Hazrat Inayat Khan habla ahora del ideal de Dios, y de cómo nos lleva a la perfección. La publicación anterior de la serie está aquí.
Y ahora llegamos de nuevo a la cuestión de Dios. Porque esta es la pregunta importante que debemos aclarar en nuestras mentes antes de dar un paso más en el progreso espiritual. Puesto que analizar a Dios significa destronar a Dios, cuanto menos se hable del tema, mejor. Pero al mismo tiempo, los buscadores de la verdad que quieren recorrer el camino espiritual con los ojos abiertos y cuyo intelecto está hambriento de conocimiento, deben saber algo al respecto.
Hay una historia hebrea que dice que una vez Moisés estaba caminando cerca de la orilla de un río. Y vio a un pastorcillo que hablaba solo. Moisés se interesó y se detuvo allí para escuchar lo que decía. El pastorcillo decía: “Oh, Dios, he oído hablar mucho de ti. Eres tan hermoso, tan bello, tan bondadoso, que, si alguna vez vinieras a mí, te vestiría con mi manto y te guardaría noche y día. Te protegería de los animales crueles de este bosque, y te bañaría en este río, y te traería todas las cosas buenas, leche y suero de leche. Te traería un pan especial. Te quiero mucho. No dejaría que nadie lanzara su mirada sobre Ti. Estaría todo el tiempo cerca de Ti. Te amo tanto. Tan solo por verte una vez, Dios, daría todo lo que tengo”. Moisés le dijo: “¿Qué estás diciendo? El niño miró a Moisés y tembló y tuvo miedo. Preguntó: “¿He dicho algo malo? Moisés dijo: ‘Dios, el Protector de todos los seres, ¿piensas en protegerlo, en darle pan? Él da pan a todo el universo. Dices que lo bañarías en el río. Él es lo más puro de todas las cosas puras. ¿Y cómo puedes decir que lo protegerás a Él, que protege a todos los seres? Y el muchacho tembló. Pensó, ¡qué cosa tan terrible he hecho! Parecía estar perdido. Pero cuando Moisés avanzó unos pasos, se oyó una voz: “Moisés, ¡qué has hecho! Te enviamos para que trajeras a nuestros amigos a Nosotros, y ahora has separado a uno. No importaba cómo pensara en Nosotros, de todos modos, pensaba en Nosotros. Deberías haberle dejado pensar como pensaba en Nosotros. No deberías haber interferido con él”. Cada uno tiene su propia imaginación de Dios. Es mejor que cada uno se quede con su propia imaginación.
En nuestra vida diaria podemos odiar a alguien, y ese alguien es amado por otra persona. Podemos criticarlo y el mismo es alabado por otra persona. Si esto es así, entonces la concepción de cada uno es diferente. La misma persona es considerada santa por uno y satánica por otro. El Dios que conocemos, o que podemos conocer, no es más que nuestra concepción, una imagen que nos hemos hecho de Dios para nuestro propio ser, para nuestro propio uso. Es un gran error que alguien interfiera en la concepción de Dios que tiene otra persona, o que piense que otra persona debe tener la misma concepción de Dios que él tiene. Es imposible. Muchos artistas diferentes han pintado el cuadro de Cristo, pero cada cuadro es diferente. Y así como permitimos que cada artista tenga su propia concepción de Cristo, debemos permitir que cada persona tenga su propia concepción de Dios.
No es necesario culpar a los antiguos chinos, griegos e indios que creían en muchos dioses. Muchos dioses es un número demasiado pequeño. En realidad, cada persona tiene su propio Dios. Además, todas las diferentes concepciones no son en realidad más que cubiertas sobre el único Dios. Que llamen a Dios por cualquier nombre, o que piensen en Él con cualquier imaginación que tengan: al fin y al cabo, es su ideal más elevado. Y el ideal de cada uno es tan alto como su imaginación pueda hacerlo. Insistir en que Dios es abstracto y sin forma y puro, y que Dios no tiene nombre, nada de esto ayuda a esa persona a evolucionar, pues el primer paso en el camino de Dios es hacer una concepción de Dios. Es simplemente para ayudar a los buscadores de Dios que los sabios de todas las épocas han hecho a veces una pequeña estatua y la han llamado dios o diosa. Ellos decían: “Aquí está Dios. Aquí hay un santuario. Vengan”. Y al que no se conformaba con esto, le decían: ‘Camina doscientas veces alrededor del santuario antes de entrar, entonces serás bendecido’. Cuando el devoto se cansaba, naturalmente sentía exaltación porque caminaba en el camino de Dios.
Pero, uno se podría preguntar, si dejamos a cada uno con su imaginación particular o su ideal de Dios, entonces ¿progresará y llegará un día a la realización del ser, que es el logro más elevado enseñado por todos los grandes maestros de la humanidad? La respuesta es sí. Hay tres etapas en el camino hacia la perfección espiritual. Aquellos que no son conscientes de la posibilidad de la perfección espiritual están muy equivocados cuando dicen que el hombre es imperfecto y no puede ser perfecto. Se equivocan por la razón de que sólo han visto al hombre en el hombre. No han visto a Dios en el hombre. Cristo ha dicho: “Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Esto demuestra que existe la posibilidad de la perfección. También es cierto que el hombre no puede ser perfecto. Pero el hombre no es sólo hombre. En el hombre está también Dios. Por eso, aunque el hombre siga siendo imperfecto, la parte de Dios en el hombre busca la perfección. Para eso fue creado el mundo. El hombre está aquí en la tierra con este único propósito, para que pueda hacer surgir ese espíritu de Dios en él y descubrir así su propia perfección.
Continuará…
Traducido por Inam Anda