Hazrat Inayat: El despertar del alma pt III
Continuamos con la conferencia de Hazrat Inayat Khan sobre El Despertar del Alma, comenzada aquí y continuada aquí.
Luego, la cuarta etapa del despertar del alma es que el alma siente la revelación, que todo comienza a hablarle al alma: los árboles, o las plantas, o las rocas, los pájaros o los animales, con quienquiera que se encuentre, antes de que se le diga una palabra, porque el alma se despierta para oír. Cuando comparamos las almas sin despertar con las despiertas, encontramos que las primeras, con los ojos ven tanto y no más lejos, con los oídos oyen tanto y no más allá, con el cerebro piensan tanto y no más allá, con el corazón no pueden sentir más de lo que pueden. Después del despertar del alma, una persona siente en cada quien su condición, su secreto, sus miedos, sus dudas, su amabilidad, su hostilidad, todo lo comienza a sentir. Muy a menudo las personas amorosas, las almas bondadosas, las personalidades santas tienen una cierta impresión de las personas que conocen. Es lo mismo en su plenitud cuando el alma está completamente despierta. No sólo toma una impresión, sino toda la condición. No es exagerado decir que ante el alma iluminada cada persona es una carta escrita. Todo está escrito, todo claro: lo que está en su mente, en su corazón, lo que le ha pasado, lo que le está pasando y lo que le espera. Está todo claro.
Pero uno podría preguntar: “¿Qué es el alma y cómo se aclara? ¿No somos personas diferentes, no tenemos nuestros propios pensamientos y nuestros propios sentimientos? ¿No podemos ocultarlos? Ya que tenemos el poder de no decir nada, ¿no tenemos también el poder de mantener nuestros sentimientos guardados?” Sí, podemos hacerlo, pero muy poco. En primer lugar, por más que ocultes ideas y pensamientos llega un momento en que saltan de los labios, no puedes contenerlos. Sí, durante una semana, un mes, pero llega un momento en el que, inconscientemente, se manifiestan: si tienes una disposición desfavorable, o si tienes un amor profundo, un respeto, un pensamiento o un sentimiento hacia alguien, no tienes que decirlo. Saldrá por sí mismo tarde o temprano. Puede que lo controles y luego se toma su tiempo. Tu mente no puede asimilarlo, debe salir. ¿Qué muestra? Muestra que la vida es reveladora. Cada objeto en la vida es revelador. Revela su carácter y su secreto. Y como no podemos controlarnos ni ocultarnos, nada en este mundo puede ocultarse de ser revelado. Y por eso, la vida es comunicativa. No es solo una historia de largas tradiciones en las que los sabios solían hablar con las aves y los animales. Una vez que el alma se despierta, entonces todas las cosas comienzan a revelarse. No es hablando. En silencio hablamos, porque lo que hablamos no es un discurso, es una tapadera. Hay tanta hipocresía en el lenguaje. Muy a menudo las palabras ocultan nuestros pensamientos. Hay muy pocas personas que en verdad hablan de lo que realmente sienten. Con frecuencia las palabras son solo una cubierta para ocultar sus pensamientos. Y al mismo tiempo, nada se puede ocultar. Esa historia de la Biblia en la que los doce apóstoles aprendieron todos los idiomas y comenzaron a hablar, su interpretación es mayormente incorrecta. No hablaban francés, italiano, alemán y español. Es que aprendieron el lenguaje de cada alma. Significa que el alma una vez despierta aprende el lenguaje de cada alma. Cada alma tiene un lenguaje propio de sí misma. Incluso he visto en Rusia a una persona que hablaba treinta y seis idiomas y esto no la volvió espiritual. Es el lenguaje de cada alma el que el alma despierta comienza a comprender.
Ahora podrías preguntarme el secreto de esto. ¿En qué consiste este lenguaje? ¿Es un lenguaje de palabras, de pensamientos, de sentimientos? Hay dos formas de comprender la vida: escuchando y viendo, en otras palabras, por el sonido y por la forma. Pero estas dos formas pertenecen al cuerpo, a la mente. Cuando se trata del alma, no necesita sonido ni forma para comprender. Hay una vibración más sutil que solo es audible para el alma, una forma más sutil que solo es comprensible para el alma, una forma no para dibujar en el papel, no para ser concebida por la mente. La mente es incapaz de concebir esa forma. Incluso el corazón, el factor del sentimiento, es incapaz de concebir esa vibración que el alma comprende. Y por lo tanto, cuando la gente dice: “Un clarividente ve por el aura la condición de la persona, desde los colores que ve alrededor de la persona”, bueno, es un clarividente cuyos ojos son quizás un poco más etéreos, que ve auras y habla de ello. Y cuanto más habla de eso, menos lo ve. Aquellos que ven nunca hablan de ello, nunca declaran que lo ven, porque consideran y entienden la confianza desde arriba, una gran confianza cuando una persona comienza a mirar en el corazón de otra. Si comienza a hablar de ello con otros, entonces no conoce esa confianza y merece un castigo por ello. Es lo mismo si alguien dice: “Me comunico con el futuro”. La humanidad no tiene derecho a hacer un negocio de estas cosas, a anunciarlas, a proclamar, a hablar de ellas. Esto está lejos de la espiritualidad. Es abusar de la palabra espiritualidad. Cuanto más cercana una persona ha llegado a la verdad, menos la declara. El despertar del alma, por lo tanto, es una maravilla en sí misma, la maravilla más grande que existe. Y cuanto menos hagamos de ello es mejor.
Continuará…
Traducido por Juan Amin Betancur V.
He venido leyendo El Despertar del Alma con detenimiento y cuando quise colocar un comentario me nace simplemente “ Abre nuestros corazones hacia tu belleza, ilumina nuestras almas con Luz Divina”