Hazrat Inayat: El Día del Juicio Final, parte I
Continuando con la recientemente concluida serie de publicaciones de Hazrat Inayat Khan sobre el tema de la vida después de la muerte, comenzamos una corta serie sobre el tema relacionado del Día del Juicio Final.
En el budismo y en la religión hindú se dice poco sobre el Día del Juicio Final, porque ellos tienen la doctrina del karma; pero en el Corán se repite a menudo en los diferentes suras, poniendo gran énfasis en ello, y en la Biblia se habla del Día del Juicio Final muchas veces.
Este Día del Juicio Final, del que han hablado varias religiones, es un gran secreto. Todo lo que se puede decir de él es que no pasa un momento del tiempo, ni un parpadeo, sin que haya un juicio; que en la conciencia de cada individuo existe la facultad de juzgar, que se juzga a sí mismo y a los demás, y que esta facultad existe en su perfección en la Conciencia universal, que juzga a todo el universo. La primera es la justicia del hombre, la segunda la justicia de Dios.
En la justicia del hombre se encuentran la parcialidad y el error, porque su conciencia está ensombrecida por su yo; de este modo, la facultad de ver de la conciencia se oscurece. La justicia de Dios es la justicia correcta, porque ninguna sombra de parcialidad cae sobre Su conciencia universal, porque todo el universo es Su campo de visión y por lo tanto Su vista es aguda. Así como nuestra justicia determina nuestros gustos y disgustos y crea en nosotros favorecer o desfavorecer a otro, así es con Dios. Él tiene en cuenta los hechos y otorga recompensas y castigos. También perdona en Su misericordia y compasión a quienes elige perdonar, como hacemos los seres humanos en nuestra pequeña medida. Para el miope, la justicia del hombre es clara, pero la justicia de Dios es demasiado difusa para ser comprendida; y hay muchos ejemplos aparentes que le llevan a extraviarse, como que los justos son maltratados mientras los malvados disfrutan de la vida; pero el visionario puede ver el fin del disfrute de los malvados y del maltrato de los justos. El vidente puede ver que el golpe espera su momento para caer sobre los unos, y que la recompensa se prepara para los otros. Es sólo cuestión de tiempo.
Para una persona material esto parece absurdo. Piensa: ‘Si robo a alguien, si la policía me atrapa, eso es el juicio. Si no me cogen, todo está bien; entonces estoy a salvo. Si tengo una bolsa llena de dinero y puedo pagar a los abogados y juristas, todo está bien”. Porque él no ve nada en el más allá. Sólo ve lo que está aquí.
Un simple creyente cree que hay un Día del Juicio Final, pero apenas sabe nada de él. El Sufi debe entender que hay un registro en la memoria de cada acción, pensamiento y obra, el manuscrito de la naturaleza abierto ante nuestra propia conciencia; y si un asesino escapa de la policía, no puede escapar de su conciencia interior. Uno podría pensar: “Es su propia conciencia, ¿qué importa si se disgusta por un tiempo?”. Pero está la Conciencia universal detrás de él, perfectamente justa y todopoderosa, que, si él escapara de la tierra y se refugiara en el agua, podría colgarlo incluso por medio de las olas del mar, como castigo por su crimen.
Continuará…
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.