Hazrat Inayat : La esencia del arte pt III
Con esta entrega concluye esta breve serie sobre la esencia del arte, en particular del arte visual. Se trata de una introducción a otras conferencias de Hazrat Inayat Khan sobre arte y espiritualidad, algunas de las cuales se publicarán en el Inner Call. La publicación anterior de esta serie está aquí.
La única explicación que se puede dar desde el punto de vista místico sobre el secreto de la línea es que el efecto de una determinada línea lleva los planos interior y exterior del ser humano a tal condición que, mientras mira la línea, está, por así decirlo, bajo el hechizo de esa línea. Esto puede comprenderse a través del secreto de la concentración: que cada objeto en el que el hombre piensa, aunque sólo sea por un momento, tiene un efecto sobre todo su ser.
Hay una armonía de líneas, y esto es aún más difícil y complejo de comprender que la armonía de colores, porque la armonía de líneas llega más hondo que la armonía de colores. Si una habitación está bellamente amueblada con muebles costosos, pero estas cosas no se mantienen en armonía de acuerdo con la ciencia de las líneas, sentimos una especie de confusión en la habitación. Lo mismo ocurre con la ropa. Un vestido puede ser muy costoso o hermoso en color, pero si carece de línea, carece de verdadera belleza. Por lo tanto, en el arte, la línea es lo principal. Es el secreto del arte y de su encanto, y sólo el artista que ha concebido la belleza de la línea puede expresarla en su arte.
Un aspecto del arte se muestra cuando el artista intenta copiar exactamente lo que ve. Un artista es contemplativo, y no es poca cosa ser capaz de copiar el objeto con exactitud. Entonces el éxito de este artista está asegurado, porque con todas las ansias del hombre por algo nuevo, lo que realmente quiere es algo que ya ha visto. ¿No es maravilloso, no es grandioso poder copiar la naturaleza tal como es, producir en el alma del hombre lo que existe en la naturaleza?
Otro aspecto del arte es la mejora de la naturaleza que el artista realiza mediante la exageración. El beneficio de este arte es más por atracción que por impresión. Sin duda, en esta forma de arte el artista puede cumplir el propósito de su alma, pero al mismo tiempo puede alejarse mucho de la naturaleza; y cuanto más se aleja, más destruye la belleza del arte, pues la naturaleza y el arte deben ir de la mano.
El arte tiene otro aspecto: el simbolismo. El simbolismo no procede del intelecto humano, pues nace de la intuición. Cuanto más fina es el alma, mejor preparada está, de un modo u otro, para comprender las ideas simbólicas. Un alma fina siempre sueña sueños simbólicos y, cuando el alma se vuelve más fina aún, puede interpretar el sueño, comprendiendo el significado del simbolismo. El artista que produce en su arte una idea simbólica la ha aprendido de lo que ha visto en la naturaleza y la ha interpretado en su arte. Esta es la verdadera inspiración. Cuanto más fino es el artista, más finos son los símbolos que produce.
En toda obra de arte se pueden observar tres factores: su superficie, su longitud y anchura, y su profundidad. Sin embargo, no lo digo en el sentido literal de estas palabras. La superficie es lo que es el cuadro en sí, la longitud y la anchura son la historia que cuenta, y la profundidad es el significado que revela. Por lo tanto, la mejor manera de estudiar y apreciar las obras de un artista es tener en cuenta estos tres elementos. El arte es un tema muy amplio.