Hazrat Inayat: La Interdependencia de la Vida Interior y Exterior pt II
La interdependencia entre la vida interior y la vida exterior es de gran importancia para nosotros, como explica Hazrat Inayat Khan. La publicación anterior se encuentra aquí.
Cuando consideramos de cuántas impresiones, agradables y desagradables, participamos desde la mañana a la noche, sin saber la consecuencia de ellas; de esta manera, sin que una persona tenga la intención de volverse malvada, se vuelve malvada. De hecho, nadie nace malvado. Aunque el cuerpo pertenece a la tierra, el alma pertenece a Dios.
Y de lo alto, nada tiene el hombre excepto la bondad. Con la persona más malvada del mundo, cuando puedes tocar lo más profundo de su ser, no hay más que bondad. Por lo tanto, si existe algo como la perversidad o la maldad, es sólo que él la ha adquirido, y la adquirió no voluntariamente sino sólo por estar abierto a todas las impresiones, ya que es natural que todo hombre esté abierto a las impresiones.
Sin duda el secreto de lo que puede llamarse una superstición, que existe en Oriente y a veces también en Occidente, la superstición del presagio está en esto, en la impresión. Por ejemplo, ha habido creencias de que si oyes el sonido de cierta campana habrá una muerte en tu entorno, o si ves a tal persona vendrá buena o mala suerte a tu familia.
A veces la gente ha creído ciegamente, y ha seguido creyendo durante muchísimos años. Luego otros intelectuales han pensado que no había nada en esas supersticiones, y las han ignorado. Pero al final del estudio uno encontrará que el secreto de todas esas supersticiones no es más que las impresiones; que es solo que la mente ha tomado a través de los sentidos, tiene su efecto no sólo sobre el cuerpo, sino también sobre los asuntos del hombre.
Existe la ciencia de la fisiognomía o frenología que llega tan lejos como para decir que lo que uno adquiere, ayuda a formar los diferentes músculos de las facciones y de la cabeza, según lo que uno ha llevado en su mente. Y está escrito en el Corán que cada parte del ser del hombre dará testimonio de su acción. Yo diría que no da testimonio en el más allá, lo da a cada hora del día. Si uno examina la vida encontrará que la mente y el cuerpo se forman a partir de lo que uno toma del mundo exterior. Y ahí están las palabras de Cristo: “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Todo lo que uno valora, es lo que él ha hecho consigo mismo; crea en sí mismo todo lo que valora. Sin duda, cuando una persona es admiradora de la belleza, siempre participará de todo lo que ve como belleza: la belleza de la forma, del color, de la línea, y más allá, la belleza de las maneras, de la actitud, que es una belleza aún mayor.
Sin duda, en este momento de la condición del mundo, el hombre ignora mucho la belleza de la cultura y la finura. Sin duda es una advertencia de que el mundo, en lugar de avanzar, está retrocediendo, por la razón de que la civilización no es sólo un desarrollo industrial, sino una cultura material, y si a eso se le llama civilización, no es la palabra correcta para lo correcto. La explicación de la civilización no es muy difícil de dar. Es el progreso hacia la armonía, la belleza y el amor. Y cuando uno se aleja de estos tres grandes principios de la vida, puede ser muy creativo, pero al mismo tiempo no es civilización.
Sin duda, cada raza y cada credo tiene sus principios de lo correcto y lo incorrecto, pero hay un principio fundamental de la religión, y uno en el que todos los credos y todos los pueblos pueden encontrarse. Y ese principio es ver en la acción, en la actitud, en el pensamiento y en el sentimiento, la belleza. No hay ninguna acción sobre la que haya un sello que diga que está mal o bien. Pero lo que puede ser malo, o perverso, es lo que nuestra mente está acostumbrada a ver como malo o perverso, porque está vacío de belleza. El que por lo tanto busca la belleza en todas sus formas, en la acción, en el sentimiento, en la manera, él impresionará su corazón con belleza.
Todos los grandes que han venido al mundo de vez en cuando para despertar a la humanidad a una verdad mayor, ¿qué enseñaron, qué trajeron? Trajeron belleza. No es lo que enseñaron, es lo que eran ellos mismos. La comprensión intelectual de la belleza es hablar de la belleza. No se puede hablar, no se puede decir lo suficiente de ella; las palabras son demasiado inadecuadas para expresar la bondad o la belleza. Se pueden decir mil palabras, pero uno nunca podrá expresarla. Porque es algo que está más allá de las palabras, y sólo el alma puede comprenderlo. Y aquel que siempre siga en su vida, en cada pequeña cosa que haga, la regla de la belleza, siempre tendrá éxito, y siempre será capaz de discriminar entre lo correcto y lo incorrecto y entre lo bueno y lo malo.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui