Hazrat Inayat: El carácter Real
A Dios se le dice “Rey del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible” solamente porque no tenemos mejores palabras que aquellas que usamos para todas las cosas de este mundo. Llamar Rey a Dios no lo eleva de ninguna manera más arriba de la posición que tiene; únicamente nos ayuda a hacer su poder y su gloria más comprensibles a nuestra mente. Y hay caracteres que son caracteres reales, y estos caracteres pueden ser vistos en su perfección en Dios. No significa que cada persona no tenga ese carácter. Sólo significa que desde una posición más alta un alma puede mostrar ese carácter más que en una capacidad ordinaria. Y que el carácter es amor oculto tras la indiferencia. En términos sufís este carácter se lo denota con la palabra persa binayz, que significa “oculto”, no significa “el Dios oculto”, significa la belleza oculta. El amor expresado es una cosa, y el amor oculto es otra. El amor a menudo está oculto bajo el velo de la indiferencia, y los poetas sufís lo han retratado de la manera más hermosa en sus versos, que no son nada más que imágenes de la vida y la naturaleza humanas.
Hay ejemplos en las historias de los reyes que muestran este carácter. A veces una persona a quien el rey ha favorecido no fue puesta como primer ministro. Esto no significa que no fuese el deseo del rey, solo quería decir que el rey consideraba la simpatía y admiración por esa persona mayor que el oficio de primer ministro. También se lo puede ver en otros aspectos: quizá el rey no le hablaba a una persona por largo tiempo; esto no significaba que el rey le perjudicaba, solo quería decir que el rey sabía que la persona lo comprendería. Hay casos en que la paciencia de los santos y los sabios ha sido puesta a prueba al máximo. El dolor y el sufrimiento han sido mayores que los de la persona promedio. Tras la indiferencia hay muchas razones.
Y también se ve la otra cara de la realeza, que a veces aquellos que le importaban poco al rey eran bien recibidos y ampliamente recompensados. Y la mente ordinaria no podría concebir la razón detrás de todo ello. Quien es responsable de sus súbditos es el rey, él comprendía correctamente, como el jardinero que sabe que planta cultivar y que árbol debe, mejor, salir del jardín. A pesar de toda la oposición de su entorno, los reyes han sostenido su idea, conscientes de su deber.
Es así con Dios.
Pero, dejando al rey de lado, incluso las maneras y el método de una persona responsable no siempre es comprendido por otro cuya responsabilidad no es la misma. Así que ¿cómo puede el hombre comprender siempre los caminos de Dios, el único Rey en el verdadero sentido de la palabra, frente a quien todos los demás reyes no son más que imitaciones? Y, es la realeza de Dios la que se manifiesta en el florecer de toda alma. Cuando un alma llega a florecer completamente, comienza a mostrar el color y esparcir la fragancia del Espíritu Divino de Dios.
Traducción : Baasit Patricio Carrillo