Hazrat Inayat : La Filosofía de la forma pt I
En la conferencia iniciada con esta publicación, Hazrat Inayat Khan da claridad a la filosofía de la forma material, relacionándola con el mundo invisible, sin forma.
La actividad en el plano de la conciencia produce vibraciones que, al chocar entre sí, producen sonido y se hacen audibles, y el sonido, en su siguiente paso hacia la manifestación, se convierte en luz, que lleva la manifestación audible al estado visible. Las chispas de luz agrupadas por el poder de su afinidad innata forman la luz interior, la antorcha de guía. El reflejo concentrado de lo mismo en el mundo físico es el sol, que durante tanto tiempo había sido tomado como el sustituto de Dios, al que la gente adoraba, llamándolo Dios-Sol. El reflejo concentrado del sol es la luna. Es el sol reflejado en partes, cuya luz agrupada en porciones mayores o menores y asentada a distancias mayores o menores ha iluminado todo el cosmos. El sol no sólo es el origen de todo el sistema solar, sino el creador de todas las formas del universo que son sus manifestaciones.
Un cierto grado de luz que brilla en una dirección determinada ante diferentes visiones produce la ilusión de un determinado color, como puede ocurrir. De hecho, todos los colores son los diferentes aspectos de la luz, pero el grado de luz y la naturaleza siempre activa de la variedad de la manifestación la cambian en diferentes aspectos.
Todo el espacio contiene formas y todas las formas ocupan espacio, pero todas las formas negativas se vuelven invisibles en presencia de las positivas. Asimismo, toda forma positiva se vuelve negativa en presencia de otra aún más radiante. Por ejemplo, si hay un fuego ardiente en una habitación, prácticamente no notamos nada más, por muchos objetos que haya, porque nuestros ojos son atraídos por el resplandor del fuego. Del mismo modo, si hay algún objeto brillante en la habitación, nuestros ojos son atraídos por él antes que por cualquier otra cosa. Los objetos, tal como los vemos, creemos que existen; lo que, debido al limitado poder de nuestra vista, no podemos ver, decimos que no existe, sino que sólo hay un espacio vacío. Por lo tanto, si alguien ve por casualidad alguna de esas formas que no son visibles para todos, la gente empieza inmediatamente a acusarle de locura.
La visión de todas las cosas depende de tres factores: 1) el resplandor del objeto, 2) el grado de luz que incide sobre él, 3) la potencia de nuestra vista. La perla en la concha, el diamante en bruto recién salido de la mina, o el oro oxidado, por muy preciosos que sean, no pueden mostrar su valor a primera vista, porque su valor está en su resplandor, y a medida que éste se pone de manifiesto, se vuelven tan valiosos.
Continuará…
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui