Hazrat Inayat: El poder de la respiración parte I
Con esta publicación comenzamos una serie sobre un tema central para los estudios sufis, la respiración. En esta primera entrega, Hazrat Inayat Khan habla en general sobre la respiración, y sobre su importancia para nuestro ser físico. En el tercer párrafo menciona a “Sandow”, refiriéndose a Eugene Sandow, un fisicoculturista prusiano y profesor de cultura física que estaba activo en ese momento. En el último párrafo de esta sección, Hazrat Inayat se refiere a la ganancia de peso, que fue visto en ese momento como un indicador de salud y fuerza.
Para un místico, el tema de la respiración es el más profundo de todos los temas de los que se ocupa el misticismo o la filosofía, porque la respiración es lo más importante en la vida. La vida misma del hombre es la respiración. Él vive en la presencia de la respiración, y en la ausencia de respiración el hombre es llamado un cadáver. Después de la muerte, los órganos del cuerpo son los mismos que antes, lo único que falta es el aliento.
El aliento es lo que, dentro de nosotros mismos, mantiene todas las partes del cuerpo conectadas entre sí, trabajando en conjunto, dependiendo unas de otras; es lo que permite al hombre moverse, poner sus músculos en acción, para mantener todo el mecanismo del cuerpo siempre en funcionamiento. No hay ninguna otra fuerza o poder que se ocupe de todo esto que el poder de la respiración.
Los místicos saben que es la regularidad de la respiración lo que trae buena salud, y que la irregularidad de la respiración es la causa de todas las enfermedades. Muchos profesores y estudiantes de cultura física saben que no son los ejercicios y las prácticas de esta cultura los que hace que los músculos se desarrollen, los que imparten fuerza y vigor al cuerpo; ellos saben, como lo sabían los antiguos místicos en india, que es una cuestión de la respiración. Practicar por un momento con la ayuda de la respiración hará más que los ejercicios de un día entero realizados sin considerar la ayuda de la respiración. En el último caso, los músculos no se pueden desarrollar, mientras que en el primer caso el cuerpo físico se desarrolla con facilidad con muy poca práctica física. Esto se demuestra fácilmente al observar a los porteros en las estaciones de ferrocarril en India. Si el trabajo físico fuese lo único necesario para desarrollar los músculos, ¿no serían todos unos verdaderos Sandows?
En la India, podemos estudiar particularmente bien cómo los hombres trabajan con cosas pesadas. En ocasiones un hombre lleva en sus hombros una carga que normalmente sería imposible de llevar para un hombre de su físico. Sin embargo, tal hombre no solo puede levantarla, sino que también caminará con ella. Y cuando lo observamos, descubriremos que el secreto reside en su manera de respirar. Si no respirara correctamente, posiblemente no podría llevar tal peso en la distancia más corta. Había en la India un hombre llamado Rama Muti. Podía levantar elefantes y detener automóviles que iban a toda velocidad. Cuando se le preguntó a este hombre, que no tenía una contextura extraordinaria, de dónde sacaba esa fuerza gigantesca, ya que parecí aun ser humano normal, no un monstruo, respondió: “Ustedes lo saben, y sin embargo no lo saben. El secreto reside en la respiración, que es todo poder”.
Como el hombre no puede verlo, no cree en la posibilidad de que la respiración dé poder. Sólo da importancia a las cosas que puede ver, oír, y tocar. Es tan material que no puede ver nada más allá de lo que sus ojos físicos son capaces de ver. Es como una persona ciega que solo puede sentir y no ver. No puede ver que la fuerza es algo más grande que una roca. Qué difícil es para un hombre percibir la verdad del dicho de la Biblia, que dice que la fe mueve montañas. Piensa que las montañas son más fuertes que la fe. Se pregunta cómo la fe puede ser más fuerte que las rocas y las montañas. El hombre no puede levantar la masa de una montaña, ¡seguramente la montaña es más fuerte que la fe! La idea es demasiado sutil, demasiado fina para que él entienda.
Y es lo mismo con todas las otras cosas finas y sutiles de la vida. Se le da mucha más importancia al estudio de las ciencias materiales, mientras lo espiritual, el conocimiento superior, es descuidado. Siempre se damás importancia al desarrollo de la fuerza corporal. Por lo tanto, cuando un hombre va a la playa, lo primero que hace es pesarse para averiguar cuantas libras ha ganado durante las vacaciones. Nunca piensa en el poco tiempo que le llevará perder todos esos kilos de nuevo. El peso que ha ganado en la playa lo perderá de nuevo. No entiende que es la energía la que hace que una persona se mueva y se sienta activa y en buena salud, no el peso corporal. ¿No es cierto que agregar más peso al cuerpo lo hace perezoso, acomodado, y a menudo resulta en enfermedad? Y, aun así, ¡cuánta gente se alegra cuando ha ganado peso!
Continuará…
Traducido por Yaqín, Rodrigo Esteban Anda