Hazrat Inayat : El problema de hoy pt XV
Con esta publicación que responde a varias preguntas, concluimos la serie de conferencias dictadas en Katwijk en septiembre de 1922. Los lectores pueden encontrar mucha esperanza en la respuesta a la última pregunta. Como se señaló en la publicación anterior, Hazrat Inayat Khan utiliza las convenciones del idioma del siglo pasado, cuando se refiere a ‘fraternidad’, y ‘hombre’, mientras que hoy en día sin duda se utilizaría un lenguaje más inclusivo. Puesto que se requeriría una edición de hecho intrusiva para adaptar su discurso a los estándares actuales, y puesto que debe estar claro que en su corazón y espíritu e intención incluía a todos los miembros de la humanidad, el texto se mantiene [y traduce] tal como fue grabado.
P.: ¿Cómo podemos llevar este ideal de fraternidad espiritual a la humanidad?
R.: Lo primero es entenderlo uno mismo, tenerlo claro en la mente. El siguiente proceso será intentar explicarlo a tus semejantes, y cuando sientas que has logrado hacer una impresión del ideal en el que sinceramente crees, entonces puedes difundir esta idea a un círculo más amplio. Pero debes saber que al mismo tiempo es la voluntad de Dios que esto se sepa en el mundo, y las almas que sean canales de esto lo verán como el privilegio de su vida. Por eso, debemos considerar que no hay duda de que se difundirá – la contribución de nuestro esfuerzo es tan solo un privilegio en nuestra vida.
P.: ¿El reconocimiento de la fraternidad tiende a mantener a las personas en contacto incluso en el plano físico?
R.: Sí. Si el espíritu de la fraternidad se entiende como lo he explicado, no solo mantendrá a las personas conscientes de su contacto en el plano físico, sino que se darán cuenta de su contacto con otro en el espíritu.
P.: ¿No es perjudicial para los niños el sistema actual de trabajar por premios que fomenta un espíritu de competencia?
R.: Sí, así es hasta cierto punto, pero hay muchas otras caras del espíritu de competencia que se desarrolla en el mundo que son todavía peores. Cuando nos regocijamos en nuestra ganancia que obtenemos a costa de la pérdida de otro, y cuando nos abrimos camino a través de la vida, independientemente de empujar a otro y hacerlo caer, todas estas cosas cierran las puertas del corazón, la única apertura para que el alma respire y pueda mirar el mundo, arrojando su luz sobre la vida. Cuando las puertas del corazón están cerradas, y cuando el alma no puede arrojar su luz y ver el mundo, entonces cualquiera que sea la ganancia del hombre, y por más que el hombre esté provisto de las cosas de este mundo, no podrá nunca experimentar la felicidad; puesto que la verdadera felicidad viene del interior, ya que la luz y la vida que están dentro son la única fuente de felicidad, e incluso la felicidad terrenal se incrementa y acumula cuando la vida y la luz interior se manifiestan hacia afuera. Y estas [i.e. la vida y la luz interior – ed.] no pueden manifestarse externamente mientras las puertas del corazón están cerradas.
P.: ¿Será algún día la Fraternidad tan fuerte como para prevenir la guerra en el futuro?
R.: Sí. El hombre no será siempre igual; el niño no es siempre niño y el joven no es siempre joven. Así como llega un momento en la vida de un individuo en que piensa mejor de lo que pensaba antes, así llega un momento, un tiempo, en la vida de las multitudes, de la generalidad, en que piensan mejor de lo que habían pensado antes. Hay muchas cosas que las personas hicieron en el pasado, que nos hacen temblar incluso de escucharlas, y experimentamos incomodidad ante la idea de esos sucesos en el pasado. Y de la misma manera, cuando el mundo haya evolucionado y la humanidad sea diferente, les dará un sentimiento de asombro cuando se enteren de lo que ha pasado en el mundo durante este período.
Traducido por Darafshan Daniela Anda