Hazrat Inayat: El Alma, ¿De Dónde y Hacia Dónde? Parte XIX
Habiendo descrito cómo el alma obtiene experiencia por medio de la cubierta que la rodea, Hazrat Inayat Khan explica ahora con más claridad las cinco cubiertas o esferas que pueden encontrarse.
Hay cinco esferas de las que el alma puede ser consciente. ¿Qué son estas esferas? Son las diferentes cubiertas, cada cubierta tiene su propio mundo.
La primera esfera de la que el hombre toma conciencia tras su nacimiento en la tierra es Nasut, una esfera que comúnmente se conoce como el plano físico. ¿Cómo se experimentan las comodidades y las incomodidades de esta esfera? Por medio del cuerpo físico; y cuando hay algún problema con un órgano de los sentidos, el alma se ve privada de esa experiencia particular que le gustaría tener en este plano físico. El cuerpo físico es susceptible a todos los cambios de clima y se vuelve dependiente en su experiencia y expresión, haciendo así al alma dependiente y limitada. Por lo tanto, con todas las riquezas que el mundo puede dar, el hombre que sólo es consciente de esta esfera está limitado. “Dios está libre de toda necesidad, son ustedes los necesitados”, dice el Corán.
Malakut es la siguiente esfera, la esfera del pensamiento y la imaginación, donde hay una mayor libertad y menos limitación que la que se experimenta en el plano físico. Un hombre con pensamiento e imaginación puede añadir a la vida esa comodidad y belleza que faltan en el plano físico. Y cuanto más real se vuelve su imaginación, más consciente de esa esfera de la mente demuestra ser. Esta esfera de la mente es su mundo, no más pequeño que este mundo sino mucho más grande, un mundo que puede alojar todo lo que el universo contiene, y todavía habría un lugar en él para ser llenado.
La tercera esfera, Jabarut, es una esfera en la que el alma está en casa. En el estado despierto, el alma del hombre común sólo toca esta esfera por un momento a la vez. El hombre no sabe dónde se encuentra en ese momento. Él lo llama abstracción. ¿No se dice que cuando una persona no está escuchando es que no está aquí? Toda alma se eleva a esa esfera, aunque sólo sea por un momento, y la vida y la luz con que el alma se carga en esa esfera le permiten vivir en esta tierra la vida llena de luchas y dificultades. Nada en el mundo podría dar al hombre la fuerza que se necesita para vivir una vida en la tierra si no le llegaran de vez en cuando bendiciones del cielo, de las que es tan poco consciente.
Las otras dos esferas se experimentan en el sueño; pero no son esferas diferentes; sólo se diferencian porque se experimentan en el sueño. Son Malakut, que se experimenta en los sueños, el mundo de la mente, del pensamiento y de la imaginación; y Jabarut, el estado de sueño profundo cuando incluso la mente está quieta. Este sueño libera del dolor al paciente que sufre, y libera al prisionero de su prisión; quita a la mente su carga de preocupación y ansiedad, y elimina del cuerpo todo agotamiento y cansancio, trayendo a la mente y al cuerpo reposo, descanso y paz, de modo que después de que el hombre ha despertado de su sueño profundo se siente cómodo, descansado, vigorizado, como si una nueva vida hubiera llegado a él. Uno daría cualquier cosa en el mundo por tener un sueño profundo, aunque muy pocos conocen su valor. Ese estado de Malakut lo alcanzan en estado de vigilia los grandes pensadores, las grandes mentes inventivas y los artistas dotados; y lo experimentan los videntes y los sabios. Es para experimentar esto que todos los ejercicios de concentración son dadas por los maestros espirituales a sus discípulos. Esta experiencia más plena también se llama Lahut.
Y otra experiencia es Hahut, una etapa más que experimentan las almas que han alcanzado el más alto logro espiritual, que se llama Samadhi en términos vedánticos. En esta experiencia una persona es consciente de Jabarut mientras está despierta; y este estado lo provoca a voluntad. Aunque por conveniencia estas esferas se explican como cinco esferas, son principalmente tres: Nasut, el plano del mundo del hombre, Malakut, la esfera de los genios (jinn) y Jabarut, el mundo angélico.
Ahora se plantea la cuestión de si un alma, al elevarse a todas estas esferas, llega a ser consciente de la esfera de los genios y de los cielos angélicos, o si sólo ve dentro de sí su autocreado mundo de la mente, y las esferas de la alegría y la paz dentro de sí misma. La respuesta es, primero ve su propio mundo elevándose a la esfera llamada Malakut: experimenta la alegría y la paz que pertenecen a su propio corazón, y que son de su propio ser. Pero esto es sólo una parte del logro espiritual. Esta parte del logro es el camino del yogui. La diferencia entre el sufi y el yogui estriba en su expansión, y las dos líneas de la cruz, la perpendicular y la horizontal, representan estos dos lados del viaje. La línea perpendicular muestra un progreso interior recto desde Nasut a Jabarut, experimentándose a uno mismo en el interior; pero lo que denota la línea horizontal es la expansión. Por lo tanto, el sufi trata de expandirse a medida que progresa, ya que es la amplitud del alma la que dará cabida a todas las experiencias y, al final, se volverá consciente de Dios y lo abarcará todo. El hombre que se aísla de todos los hombres, por muy elevado que sea espiritualmente, no será libre en Malakut, en la esfera superior. Tendrá un muro a su alrededor, que mantendrá alejados a los genios e incluso a los ángeles de los cielos angélicos, por lo que su viaje será exclusivo. Por eso el sufismo no sólo enseña la concentración y la meditación, que ayudan a progresar unilateralmente, sino el amor de Dios que es expansión, la apertura del corazón de todos los seres, que es la vía de Cristo y el signo de la cruz.
Continuará…
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.