Hazrat Inayat : The Soul, Whence and Whither? pt XXIII (Spanish version)

Hazrat Inayat: El Alma, de Dónde y hacia Dónde pt XXIII 

Hazrat Inayat Khan da ahora una iluminadora explicación del principio de “akasha”, una palabra que significa espacio abierto o cielo en su uso cotidiano, pero que en la terminología sufi significa capacidad o habitáculo. La publicación anterior de la serie está aquí. 

La palabra akasha en la lengua hindú es expresiva del significado que explica su objeto. Akasha significa habitáculo; no necesariamente lo que el hombre llama cielo, aunque el cielo es un habitáculo. Sobre el modelo del akasha se basa toda la creación. Los órganos de los sentidos, los oídos, los ojos, las fosas nasales, la boca son todos diferentes aspectos del akasha y de este modo está construido el ser humano. El propósito de esta estructura puede encontrarse en su propia naturaleza; así como el propósito de los oídos es oír, el de las fosas nasales es respirar, el de los ojos es ver, también así es el propósito de todo el cuerpo. 

El propósito del cuerpo es experimentar la vida plenamente. El cuerpo se convierte en el vehículo de la inteligencia a través de la cual es capaz de experimentar la vida plenamente. Para hacer más audible el sonido, la gente construye domos y otras formas que producen resonancia y la voz y las palabras se hacen más claras. Así la estructura del cuerpo pretende hacer claro todo lo que es perceptible. Por naturaleza el cuerpo es el vehículo de la inteligencia o el alma, a través del cual experimenta la vida plenamente. Pero como el hombre ha vivido por generaciones una vida de creciente artificialidad, se ha alejado más y más de la naturaleza; entonces este vehículo, hecho como un instrumento perfecto para experimentar la vida plenamente, se ha vuelto menos y menos capaz de alcanzar ese objetivo. Es esta capacidad de experimentar la vida plenamente, y el deseo innato de experimentarla lo que hace que el alma luche por alcanzar la espiritualidad. El hombre piensa que lo que no conoce no existe; en esto se encuentra el origen del materialismo. Pero la tendencia hacia el reconocimiento de la espiritualidad permanece allí como un deseo innato que, consciente o inconscientemente, es sentido por toda alma, sea espiritual o material. Es por esta razón que incluso una persona material tiene un silencioso anhelo en su corazón de explorar la profundidad del mismo ideal espiritual del que reniega. El trabajo de los sentidos es experimentar, gustar, oler, tocar, oír y ver; pero además de estos sentidos existe el sentido interno que es un sentido único. Es a través de la experimentación que este único sentido se convierte en muchos sentidos. Es el mismo sentido el que oye, huele, gusta, siente y toca; pero debido a que experimenta la vida a través de diferentes órganos, el hombre divide un sentido en cinco sentidos. La profundidad de ese sentido, que es el sentido interior, es más sutil de lo que podemos imaginar. Cuando ese sentido encuentra una libre expresión no solo experimenta la vida más agudamente a través de los órganos de los sentidos, sino que se vuelve independiente de los órganos de los sentidos. Penetra a través de la vida profundamente y, como dice Kabir, “Ve sin los ojos y escucha sin los oídos”. La razón es esta: Que todo lo que existe está contenido en un habitáculo, en el akasha, y estando en akasha la naturaleza de todas las cosas se revela. 

En realidad, no hay nada en este mundo que no hable. Toda cosa y todo ser está continuamente llamando a su naturaleza, su carácter y su secreto; y mientras más abierto está el sentido interior, se vuelve más capaz de escuchar la voz de todas las cosas. Este sentido existe en todas las personas, pero oculto para la mayoría, enterrado, y su estado de enterramiento causa malestar, pues es algo viviente, el único ser viviente que existe. La idea de “la palabra perdida” tiene su secreto en esto; una vez que este sentido interior ha roto los muros que lo mantienen encerrado, respira la libertad y felicidad que pertenecen al alma; el alma logra. Todo malestar, de cualquier origen, proviene de la falta de entendimiento: mientras más cubierto está el sentido interior, más se siente el alma en oscuridad, es por esta razón que el signo del alma iluminada es la disposición a entender; por lo tanto, estas almas son fáciles de conciliar. Cuando una persona entiende mejor ella misma, puede hacer que otra persona también entienda mejor. Pero cuando una persona en sí misma está desconcertada, en lugar de hacer que otra persona entienda, la confunde. De esta manera se generan las diferencias. 

Continuará…  

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.