Hazrat Inayat: El Alma, de dónde y hacia dónde pt XXXII
Hazrat Hayat Khan habla ahora del anhelo del alma por liberarse de su cautiverio en el mundo de la manifestación. La publicación anterior de la serie está aquí.
Rumi ha dicho en el Masnavi que la vida en la tierra es un cautiverio del alma. Cuando uno observa la burbuja en la que el aire ha sido atrapado por el agua, se ve el significado de las palabras de Rumi: algo que es libre de moverse se convierte en cautivo de los átomos de agua por un tiempo, y pierde su libertad por ese momento.
El hombre en todas las condiciones de vida sea cual sea su rango, posición o posesiones, tiene problemas, dolores y dificultades. ¿De dónde provienen? De sus limitaciones. Pero si las limitaciones fueran naturales, ¿por qué no se contenta con sus problemas? Porque la limitación no es natural para el alma – el alma, que es libre por naturaleza, se siente incómoda en la vida de la limitación. A pesar de todo lo que este mundo puede ofrecer, cuando el alma experimenta el más alto grado de dolor lo rechaza todo para volar de las esferas de la tierra y buscar las esferas de la libertad y de esa libertad que es el destino del alma. Hay un anhelo oculto bajo todos los otros anhelos del hombre, y ese anhelo es la libertad. Este anhelo a veces se satisface caminando en la soledad, en el bosque, o cuando uno se queda solo por un tiempo, cuando uno está profundamente dormido, cuando ni siquiera los sueños lo perturban, y cuando uno está en meditación, en la que por un momento las actividades de cuerpo y mente se suspenden. Por eso los sabios han preferido la soledad y siempre han mostrado amor por la naturaleza; y han adoptado la meditación como el método para alcanzar esa meta que es la libertad del alma.
El Zat, la Inteligencia primordial, se vuelve cautiva del conocimiento; aquello que es su sustento la limita, la reduce; y el dolor y el placer, el nacimiento y la muerte, son experimentados por la inteligencia en este cautiverio que llamamos vida. La muerte, en efecto no pertenece al alma y, por tanto, no pertenece a la persona. La muerte llega a lo que la persona conoce, no a la persona misma. La vida vive, la muerte muere, pero la mente que no ha sondeado las profundidades del secreto de la vida se vuelve perpleja e infeliz ante la idea de la muerte. Una persona fue una vez a un Sufi y le preguntó qué pasaba después de la muerte. Él le respondió: “Pregúntaselo a alguien que va a morir, a un ser mortal, lo cual no soy”.
La inteligencia no es sólo una facultad de conocimiento, sino que al mismo tiempo es creativa. Toda la manifestación es creación de la inteligencia. El tiempo y el espacio no son más que el conocimiento de la inteligencia. La inteligencia confinada a este conocimiento se vuelve limitada, pero cuando se libera de todo conocimiento, entonces experimenta su propia esencia, su propio ser. Esto es lo que el Sufi llama el proceso de desaprender, que purifica y libera a la inteligencia del conocimiento. Los atisbos de esta experiencia se denominan éxtasis, porque entonces la inteligencia tiene una alegría independiente que es la verdadera felicidad.
Continuará..
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jauregui