Hazrat Inayat : The Struggle of Life pt VI (Spanish version)

Hazrat Inayat: La Lucha de la Vida, parte VI 

Al concluir esta serie de enseñanzas sobre la lucha de la vida, Hazrat Inayat Khan nos aconseja que cualquier defecto que observemos en los demás, lo debemos tener también en nosotros mismos, y añade que si no notamos defectos en nosotros mismos, ¡significa que no estamos mejorando sino empeorando! La publicación anterior de la serie está aquí. 

Cuando culpamos a otra persona, cuando alguien nos desagrada, pasamos por alto el mismo elemento en nosotros mismos. No hay alma en el mundo que pueda decir: “Yo no tengo esto en mí. ¡Si tan sólo él fuera justo!” La mayoría de las veces es la persona injusta la que culpa a otra. Cuanto más justos seamos, más silenciosos estaremos en todas las circunstancias. Si exteriormente vemos faltas en los demás, interiormente está la suma total dentro de nosotros mismos. Por ejemplo, el niño pequeño no puede evitar amar. Si viene un ladrón, o un atracador, el niño quiere amarlo y le sonríe. ¿Por qué es así? Porque el ladrón no está despierto en el niño. El niño es del cielo, el ladrón de la tierra. Allí no hay lugar para él; por eso no es un ladrón para el niño. Aceptamos algo porque ya lo tenemos en nosotros. Si consideramos nuestros conocimientos, mil cosas que parece que hemos experimentado, nos damos cuenta de que otras personas nos han contado la mayoría de ellas y las hemos creído enseguida. En cuanto una persona nos habla de alguien malvado, pensamos: “Ahora ya lo sabemos, podemos estar bastante seguros de ello”. Pero cuando llega una persona y dice: “He visto algo maravilloso; este hombre es tan bueno”, todo el mundo piensa: “¿Es realmente cierto? ¿Es posible ser tan bueno? ¿No hay nada malo en él? El bien es antinatural para mucha gente. 

Uno podría preguntarse si el camino espiritual es una tiranía sobre uno mismo. No, pues es recorriéndolo como uno moldea su carácter, como uno forja su personalidad. En esto consiste toda la religión. Cuando una persona comienza a pensar: “No debo causar daño ni lastimar a nadie con quien me encuentre, digno o indigno, amigo o enemigo”, sólo entonces comienza su trabajo en la dirección espiritual. La espiritualidad no es hacer maravillas. La espiritualidad se logra con una actitud correcta. 

¿Dónde está el altar de Dios? Está en el corazón del hombre. En cuanto uno empieza a considerar los sentimientos del otro, empieza a adorar a Dios. Se podría decir que es difícil complacer a todo el mundo. Sin duda lo es. Es aún más difícil si uno tiene en sí mismo la inclinación de complacer a todo el mundo. Hay una historia de un murshid que iba con sus murids a visitar algún pueblo. Y él guardaba ayuno. Los murids también habían hecho voto de ayuno. Llegaron a la casa de los campesinos, donde había un gran entusiasmo y alegría y donde les habían preparado una cena. Cuando los invitaron a la mesa, el murshid fue y se sentó; pero los murids no se atrevieron porque habían hecho voto de ayuno. Sin embargo, nunca se lo mencionaron al murshid. Pensaban: “El murshid es olvidadizo; el murshid ha olvidado el voto”. Después de que terminaron de cenar y salieron, los alumnos le preguntaron: “¿No has olvidado el voto de ayuno?” “No”, respondió el murshid, “no lo he olvidado. Pero preferí romper el ayuno antes que romper el corazón de aquel hombre que con todo su entusiasmo había preparado la comida”. 

La sed de vida nos hace pasar por alto pequeñas oportunidades de hacer el bien. Cada momento de la vida nos brinda una oportunidad de ser conscientes de los sentimientos humanos, en la prosperidad, en la adversidad, en todas las condiciones. Cuesta muy poco; sólo es necesario pensar un poco. Una persona puede ser buena y al mismo tiempo no ser consciente de las pequeñas cosas. No hay mayor religión que el amor. Dios es amor; y la mejor forma de amor es ser conscientes de los sentimientos de aquellos con los que entramos en contacto en la vida cotidiana. 

Cuanto más se avanza, más dificultades hay; uno encuentra mayores faltas en sí mismo a medida que avanza por el camino espiritual. No es porque el número de faltas haya aumentado, sino que el sentido se ha agudizado tanto que uno percibe de forma diferente faltas que antes no habría notado. Es como un músico: cuanto más avance y toque mejor, más fallas nota. Quien no se da cuenta de sus faltas, en realidad está empeorando. Las faltas de uno no tienen fin. Pensar en ellas nos hace humildes. 

Decir: “Dios está en mí” antes de haber comprendido este otro aspecto metafísico de la verdad, no es humilde, sino profano. Dios está en el fondo del corazón, pero saber esto no sirve de nada cuando las puertas del corazón no están abiertas. Es la comprensión de las innumerables faltas lo que nos hace humildes y borra el pequeño yo de nuestra conciencia. Y es en la eliminación del yo donde reside el verdadero logro espiritual. 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

One Reply to “Hazrat Inayat : The Struggle of Life pt VI (Spanish version)”

  1. Walia

    Murshid, muchas gracias por todo esta serie de La lucha de la vida. Un regalo, de enseñanzas, a aplicar ya! para no dilatar o postergar tantas cosas en esta vida.
    Gracias

    Reply

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