Hazrat Inayat : The Word pt II (Spanish version)

Hazrat Inayat : La Palabra pt II 

Hazrat Inayat Khan continúa aquí con su enseñanza sobre el trabajo de la vibración en los reinos interiores y exteriores. La primera publicación de esta serie está aquí. 

Hay dos cosas a considerar: la maestría del misterio en sí mismo, y la comprensión del misterio, su percepción. Para obtener la percepción de las cosas, el místico se adentra en las profundidades de todo el mecanismo del universo, educando sus sentidos para que sean lo suficientemente agudos como para ver y oír el funcionamiento de todo ello, de todo el sistema cósmico. Tomando estos dos sentidos como medio de investigación, se sumerge en las profundidades de la vida universal. Pero hay otro camino que tomar, y es el poder de la palabra que pronunciamos, que por medio de sus vocales y consonantes permite al místico dominar la vida. ¿Cómo es que puede dominar la vida por este medio? Porque ésta es la única fuente de creación. Todo lo que ha sido creado y luego construido o destruido ha surgido a través de la vibración y del sonido, por lo que el místico considera que éste es el principal medio para lograrlo todo. 

Todas las religiones del pasado han hecho uso de esta verdad. Ha sido un culto en todas las religiones, pero sólo han dado el resultado al mundo, sin dar a conocer su misterio. Los grandes místicos que la comprendieron no impartieron este conocimiento a las masas. No sería prudente dar un revólver cargado a una persona que puede perder los estribos en cualquier momento; es necesario estar seguro de que tiene tal control que sólo lo utilizará de la mejor manera. Lo mismo ocurre con los místicos. No dan la iniciación hasta estar seguros de que pueden confiar en una persona, de que hará el mejor uso de ella. No es que teman que alguien les robe la maestría que poseen; si sólo fuera eso, el místico no sería diferente de cualquier hombre mundano que se aferra a sus posesiones. El místico debe ser más generoso con su conocimiento que cualquier otra persona. Es consciente de que cualquiera puede alcanzar este conocimiento y debe ayudar siempre a los demás. Por la bondad y amabilidad de su corazón, no negará a nadie su ayuda en todas las formas posibles.  

En cuanto a la palabra, vemos que hay vocales y consonantes. Cada vocal representa uno de los cinco elementos: tierra, agua, aire, fuego y éter; las consonantes son las compañeras de las vocales, y juntas forman las palabras. Cada letra está relacionada con los planetas y las influencias planetarias. Además, las palabras tienen un efecto práctico, un poder científico que actúa sobre el cuerpo, especialmente sobre sus diferentes centros reconocidos por los místicos: la cabeza, el pecho, el plexo solar, etc. La conciencia debe ser despertada en cada centro. Por ejemplo, un músico acostumbrado al piano parece tener su conciencia en las manos; el violinista tiene la suya en las yemas de los dedos, de modo que parece que toda la vida viniera atraves de ellas. Esto muestra cómo nuestra conciencia, nuestra energía y nuestra vida pueden dirigirse a un lugar determinado, para aprovechar al máximo esa parte de nuestro ser. Cada centro del ser humano es un vehículo para percibir la vida interior, así como la vida exterior; por lo tanto, es posible enviar a voluntad esta conciencia y energía a ese centro en particular. Entonces se puede obtener una mayor percepción de la vida, y se puede obtener un mayor dominio y control de la vida. Entonces, cuando la persona repite la palabra, sus vocales y consonantes tienen alguna conexión con una parte particular del cuerpo. 

Pero cuando consideramos el papel que desempeña la mente, llegamos a ver que cada palabra pronunciada con la mente tiene una acción y un efecto mayores. Además, está el valor que tiene el significado de la palabra. Una persona puede llamar continuamente sabio a su hijo o hija; si ellos siguen oyendo que los llama sabios, realmente se volverán sabios. Si, por el contrario, les llama estúpidos, el mero hecho de oírlo les convierte en estúpidos al final. La repetición de la palabra se lo sugiere; por eso es un gran error poner apodos que, o bien no tienen ningún significado, o bien sólo tienen un significado tonto. Incluso cuando se dan en broma, como un chiste, siguen ejerciendo su efecto. 

Vemos, pues, que el significado de una palabra tiene mucho que ver con su acción. Y cuando tanto la palabra en sí como su significado se utilizan para la contemplación, se vuelven muy poderosos. 

Continuará… 

 
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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