Hazrat Inayat : Toward the Goal pt V (Spanish version)

Hazrat Inayat: Hacia la meta (pt. V) 

Hazrat Inayat Khan continúa brindando algo de comprensión sobre la experiencia del espíritu luego de abandonar este mundo. La publicación anterior de la serie se encuentra acá. 

¿Siempre aprenden de la tierra los espíritus? ¿O ellos enseñan a quienes están en la tierra? Lo uno y lo otro; aprenden y también enseñan. ¿Hay espíritus que se preocupan poco por la vida de quienes dejaron atrás? Muchos, y entre ellos también están los buenos que solo se ocupan de la travesía venidera. Por regla general, son aquellos cuyo corazón está todavía apegado a la vida en la tierra, y en cuyo corazón no se ha encendido aun el interés por el viaje ulterior, los que se inclinan a mantenerse en comunicación con la Tierra. Pero hay excepciones, están los espíritus que, por bondad hacia uno, hacia pocos o hacia muchos, desean mantenerse en contacto con la tierra con el fin de servir y ser de ayuda. Los espíritus de este último tipo siguen avanzando hacia la meta en lugar de estancarse cuando se comunican con las personas de la tierra.  

¿Qué contacto con los habitantes de la esfera de los jinns tienen los espíritus que van de regreso? Están tan alejados de ellos como lo están un planeta de otro, aun estando en el mismo universo. ¿Se encuentran con los habitantes de aquella esfera? Lo hacen, pero solo aquellos espíritus que no están encerrados o aprisionados en su propio mundo: quienes han conseguido la fuerza y el poder, incluso estando en la tierra, para romper los lazos que los atan, y se han liberado a sí mismos de cualquier situación, por difícil que sea. ¿Pero cómo esos valientes llegan a dicho nivel? Elevándose por encima de sí mismos. Si este yo limitado que constituye el falso ego se rompe, y uno se ha elevado por encima de las limitaciones de la vida en todos los planos de la existencia, el alma romperá todas las fronteras, y experimentará esa libertad que es el anhelo de toda alma. 

El alma, que actúa sobre diferentes cuerpos en su camino a la manifestación y así se cubre a sí misma con un cuerpo encima de otro, tiene un poder que usa en mayor o menor grado en la renovación de los tejidos del cuerpo o en su curación. El niño nacido en una familia donde hay enfermedades físicas con frecuencia nace ya curado de condiciones hereditarias y con sus tejidos renovados. La razón de esto es que el alma es el aliento divino; ella purifica, vivifica y sana el instrumento en el cual actúa.  

En su viaje de regreso el alma muestra el mismo fenómeno de manera diferente; liberada de todas las impresiones de malestar, tristeza y miseria que ha experimentado mientras estuvo en la tierra, y que ha llevado consigo al mundo espiritual, ella sana su propio ser y renueva los tejidos de aquel cuerpo que aún conserva con ella luego de abandonar la forma física. Se purifica a sí misma de todo malestar y de la impresión del malestar, y entonces renueva la vida en el mundo espiritual de acuerdo con su grado de evolución. Pero, aparte de la evolución, la tendencia del alma es repeler todo lo que le es extraño, sea del cuerpo físico, sea del cuerpo mental que todavía tiene en el mundo de los espíritus. El alma está en una continua travesía, en cualquier plano en que se encuentre; está de viaje todo el tiempo, y en esta travesía tiene un propósito por cumplir, muchos propósitos contenidos y ocultos en el único propósito. 

Hay propósitos que permanecen insatisfechos en el transcurso de una vida en la tierra; estos son cumplidos en el siguiente viaje en el mundo espiritual. Pues nada de lo que el corazón humano haya deseado alguna vez permanece insatisfecho. Si no se cumple aquí, lo hará en el más allá. El deseo del alma es el deseo de Dios; pequeño o grande, correcto o incorrecto, tiene un momento de cumplirse. Si ese momento no llega cuando el alma está en el plano terrenal, llega en el mundo espiritual. 

El alma comprueba su origen divino en todos los planos de la existencia, al crear para sí todo lo que desea, al producir para sí misma el deseo de su corazón, al atraer y provocar todo lo que quiere. La fuente del alma es perfecta y así lo es su propósito; entonces, incluso en su limitación el alma tiene la chispa de la perfección. La naturaleza de la perfección es que no queda ninguna necesidad. La limitación que el alma experimenta se da en esta tierra, donde ella vive la vida de la limitación; sin embargo, su único deseo es la perfección. Así que toda necesidad es satisfecha, pues el Perfecto Uno, incluso en el mundo de variedad, hace todo lo posible para experimentar la perfección.  

Continuará… 

Traducción por Vadan Juan Camilo Betancur G. 

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