Hazrat Inayat: ¿Qué es un sufi? (pt. V)
En la publicación anterior de la serie, Harzat Inayat Khan empezó a hablar de la necesidad de mantener en secreto la propia práctica en el camino sufi, y ahora concluye acá su pensamiento.
Donde hay una necesidad de explicar las enseñanzas sufis, Murshid las explicará. Los libros publicados por el Movimiento Sufi presentan muchas de las enseñanzas, así que no puede decirse que estén rígidamente en secreto. Pero los pensamientos más íntimos, a los que el sufi está habituado, no se pronuncian indiscriminadamente, de la misma manera en que una persona común tampoco hablará de sus asuntos privados con un extraño.
El fruto debe encontrarse en cierto grado de madurez antes de que su sabor se vuelva dulce. Así mismo, el alma tiene que alcanzar cierto desarrollo antes de poder manejar la sabiduría con prudencia. El alma muestra su fragancia en su atmósfera, su color, en la expresión de su semblante y la dulzura de su personalidad, igual a como una flor esparce su fragancia alrededor y como un fruto que al madurar cambia su color y se vuelve dulce.
Uno podría preguntar por qué los que han despertado no despiertan a la gente del mundo del sueño de la confusión. La respuesta es que a los niños pequeños, cuya única felicidad es dormir, no es aconsejable despertarlos. Su crecimiento depende de su sueño. Si son despertados, luego se enfermarán y no serán tan funcionales en los asuntos de la vida cuando crezcan. La niñez necesita más sueño y los niños tienen que dormir. Así también es la naturaleza de las almas inmaduras. Son niñas, sin importar cuán viejos parezcan sus cuerpos. Sus caprichos, sus alegrías, sus deleites vienen de cosas fútiles en la vida, así como la vida de los chiquillos es absorbida por dulces y juguetes. De ahí que las personas despiertas caminen calmada y suavemente, para que sus pasos no interrumpan el sueño de quienes duermen. Ellos solo despiertan en su camino a quienes encuentran inquietas en sus camas. Es a ellos a quienes tienden su mano, en silencio, los caminantes del sendero espiritual. No es poco amable despertar a pocos y dejar que muchos duerman, sino al contrario es un acto de gran bondad dejar dormir a quienes necesitan del sueño.
Durante su estadio de murid, el iniciado debe evitar hacer milagros; hacer demostraciones de saber o tener algo poco familiar para sus compañeros; expulsar demonios; comunicarse con espíritus; leer la personalidad; decir el futuro; o alguna otra manera de mostrarse ante otros en una conversación sobre cosas espirituales y de buscar su aprobación. También ha de evitar la santurronería, el exceso de rigidez, y estar enseñando y aconsejando a otros antes de haber aprendido por sí mismo, que es algo tan peligroso como dar a otro la medicina que el doctor le ha prescrito.
Traducción por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez