Una charla dada a un grupo de mureeds en Junio, 1924:
¿Qué espero de mis mureeds? Espero una correcta actitud hacia aquel motivo por el cual ellos han tomado este viaje en el camino espiritual. ¿Cuál es la actitud correcta? En primer lugar para estar claro con respecto a su motivo espiritual. No se les promete a mis mureeds que se les convertirá en personas maravillosas, que van a hacer maravillas, que van a hacer milagros, que harán profecías, que mostrarán fenómenos, que van a expulsar demonios. No se espera que vean colores o luces, o fantasmas, hadas o huríes, para llegar a ser espirituales. No se desea que mis mureeds lleguen a ser tan instruidos que puedan disputar y argumentar y lograr éxito en argumentos y disputas.
Lo que entendemos por logro espiritual es que mis mureeds traten de hacerse más capaces de servir a sus semejantes. Si yo, al final de mi vida, podría proclamar esto, estaría muy satisfecho y el propósito de mi vida se habrá cumplido. Y si viese que este motivo está siendo cumplido, en cualquier grado, en las vidas de mis mureeds, eso me traería mucha satisfacción.
Ustedes podrían preguntar, ¿Cómo podemos hacernos capaces de servir? ¿Nos enseñas cómo? ¿Nos das algún ejercicio? La respuesta es sí; pero incluso las enseñanzas y ejercicios no harán un efecto si nosotros mismos no tratamos de corregir nuestra actitud hacia nuestros semejantes. Mediante todos los estudios ocultos, mediante logros místicos, mediante el conocimiento de la filosofía, mediante la devoción y mediante la religión a lo que llegamos es sólo a una cosa, y es a estar más capacitados para servir a nuestros semejantes. Y si no lo logramos, entonces nada más ha sido de provecho. No hemos logrado nada.
Buda nos ha enseñado, como el más importante principio de todas las religiones, inocuidad. Pero ¿cómo se puede aprender inocuidad? Considerando los sentimientos de todos aquellos con los que estamos en contacto en nuestra vida diaria. Si tú te expresaras desconsideradamente, muchos lo tomarían con tranquilidad; y podrías seguir siendo desconsiderado, sin saber que has causado daño y dolor al otro. Aún no les he recomendado que vayan y trabajen en una liga contra la disección de animales para prevenir la crueldad con ellos, porque hay tanto por hacer por los seres humanos. Si no podemos considerar a nuestro hermano, no tendremos consideración por nuestro vecino. Si no somos conscientes respecto a nuestros semejantes, no podremos considerar nuestras obligaciones hacia la creación inferior. Cuantas veces inconscientemente nos lastimamos y dañamos entre nosotros, sólo mediante un poco de desconsideración, una falta de cortesía. Si no tenemos cortesía por otros, con todo nuestro conocimiento, bondad y religiosidad, no podemos demostrar que somos espirituales. La lucha por la vida (presión, estrés) es tal que afecta los nervios de una persona, y sin querer, se mueve descuidadamente, sin saber si sus movimientos causan dolor o daño a aquellos que se cruzan en su camino. Repetiré el proverbio del Gayan, “Mis desnudos pies, caminen gentilmente para que las espinas no tengan ninguna queja y digan: fuimos pisoteadas desconsideradamente”.
Si ustedes recibieran cualquier daño o fuesen heridos por otros, sepan que esa es la naturaleza de la vida; no pueden esperar algo mejor. Deben estar agradecidos que sea así; podría haber sido peor. Tómenlo tranquilamente y disimulen. Desquitarse no es para aquellos que caminan por el sendero espiritual, devolver mal por mal. Si hacemos esto, entonces ¿qué diferencia hay entre lo espiritual y lo material? Es verdad que todo el placer y el dolor que llegan al hombre, todos vienen de Dios, pero muy frecuentemente viene por intermedio del hombre. Entonces, ¿serán ustedes el instrumento de castigo? No. Ustedes serán los medios de recompensa. En esta forma serán diferentes de los demás. Es esta cualidad en mis mureeds la que me traerá satisfacción. Aun más, si se devuelve mal por mal, esto sólo incrementa más y más el mal en el mundo. Por tanto devolver bien por mal es la única cosa que uno debe tratar de hacer.
Surge la pregunta de cómo debemos responder al mal. La respuesta es, con perdón. Uno puede preguntar, “Si el mal fuera mayor que el perdón que tenga, entonces ¿cómo debo responderle?”. Respóndanle con tolerancia. Pero si uno piensa que el mal es todavía más grande que la tolerancia que uno tiene, ¿Cómo debe responderle? La respuesta es, “Respóndanle con indiferencia”. La vida es una oportunidad, y cada momento que gastamos descuidadamente causando dolor o sufrimiento, movidos por emociones pasajeras e impulsos, está perdido, nunca volverá. La mejor manera de aprovechar de esta oportunidad que tenemos de vivir bajo el sol, es hacer nuestro mejor esfuerzo para traer placer al otro en gratitud.
Tr. Inam Rodrigo Anda y Baasit Patricio Carrillo
Especial para estos momentos de firma del plebiscito por la paz aquí en Colombia. Linda enseñanza.
Muchas gracias. Muy oportuno!
Tan bello Hazrat, sólo amor y eterna gratitud hacia tu alma iluminada. Cuánto daría por corresponder dignamente a tan preciado tesoro compartido, a toda tu sabiduría, inspiración y poesía. Igual, siento tu presencia orientando mis pasos, siempre acogiéndome con amor cada vez que pierdo el camino. Alhamdulillah. Muchas gracias Murshid Nawab por tu dedicación en la difusión del Mensaje Divino