Hazrat Inayat: El Vino
Hemos estado publicando textos cortos de Hazrat Inayat Khan que discuten el significado de varios símbolos, como el sol y la cruz. Aquí su enseñanza acerca del vino. Es un símbolo usado ampliamente entre los Sufis; muchos poemas publicados aquí han tocado esta metáfora, incluyendo estos de Saadi, Al Farid y Shabistari
El Vino
El vino se considera sagrado, no solo en la fe cristiana sino en muchas otras religiones también. En la antigua religión de los Zoroastrianos yima Jamsheid, la copa de vino “de la cual Jamsheid bebió a fondo”, es un hecho histórico. Entre los Hindús, el vino era sagrado para Shiva. Y en el Islam, aunque el vino está prohibido en la tierra, en los cielos si está permitido. Hauz-e-kauthar, la fuente sagrada del cielo es una fuente de vino. A pesar de que la copa que se ofreció al profeta en la meraj, de acuerdo con lo que dicen las autoridades del Islam, estaba llena de leche, dudo que haya sido así. No me sorprendería si esa fuera una invención de las autoridades para mantener a los fieles seguidores alejados del vino, porque es natural que el vino que el profeta bebió en el cielo, los seguidores empezarían a beber desde ya en la tierra.
El vino simboliza la evolución del alma. El vino viene de la aniquilación de las uvas, la inmortalidad viene de la aniquilación del propio ser. La copa de veneno que se conoce en muchos cultos místicos también sugiere la idea de vino – no un vino dulce, sino un vino amargo. Cuando el ser se vuelve algo diferente de lo que antes fue, es como si el alma volviera a nacer. Esto se ve en la uva que se hace vino. La uva al convertirse en vino vive; como uva habría desaparecido con el tiempo. Solamente al convertirse en vino la uva pierde su individualidad, y sin embargo no pierde su vida. El mismo ser de la uva continúa su vida como vino, y mientras más tiempo viva mejor se hace el vino.
Para un Sufi, por lo tanto, el verdadero sacramento es convertir la propia personalidad, cual uva que tiene un limitado período de vida por vivir, en vino, que nada del propio ser se puede perder, sino por el contrario puede amplificarse, incluso perfeccionarse. Esta es la esencia de toda filosofía y el secreto del misticismo.
Traducido por Baasit Patricio Carrillo