Hazrat Inayat Khan : Reconstrucción del Mundo pt I
No cabe duda de que el mundo sufrió un profundo desorden tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, y Hazrat Inayat Khan dio conferencias frecuentemente sobre el enfoque espiritual necesario para reconstruir la civilización. Podemos encontrar muchas de sus enseñanzas aplicables a la situación del mundo actual.
Especialmente después de una guerra y del dolor que el mundo ha experimentado por ello, la gente empieza a pensar de nuevo en el tema de la reconstrucción. Pero, sin duda, cada persona lo ve según su propia mentalidad y de este modo, las ideas sobre la reconstrucción del mundo difieren mucho.
Si consideramos la situación del mundo tal y como es hoy, vemos que su condición financiera, que es lo más esencial para el orden y la paz, se ha vuelto tan compleja que muchas personas intelectuales y con entendimiento se sienten impotentes ante este dificilísimo problema. Sin duda hay quienes nos dirán que no hay otro remedio para el mejoramiento de la humanidad que la solución de los problemas financieros. Pero al mismo tiempo parece que estos problemas se hacen cada día más difíciles y llevan a las naciones, razas y comunidades hacia una destrucción cada vez mayor. Antes de que se llegue a una solución no será de extrañar que se produzca un gran daño en muchas naciones. Y aunque estan absortos en sus propios problemas, los hombres no piensan lo suficiente en estas cosas; sin embargo al final el mundo en general se dará cuenta de la debilidad, de la fragilidad causada por este desorden y por la condición desequilibrada del mundo financiero.
Las naciones y los pueblos sacan provecho de las pérdidas de las demás naciones y pueblos, y aunque en el momento puedan pensar que se benefician, al final se darán cuenta de que los seres humanos, ya sea como individuos o como multitud, todos dependemos unos de otros. Por ejemplo, si por culpa de una parte del propio cuerpo otra parte sufre, al final resultará que hay un estado de desequilibrio, una falta de salud en el cuerpo físico. Y así como la salud significa que todos los órganos del cuerpo están en buen estado, la salud del mundo significa que todas las naciones, todos los pueblos, están en buen estado.
Dejando a un lado esta cuestión financiera y llegando al problema de la educación, a pesar de todos los progresos que se han hecho en este campo, cualquier persona reflexiva quedara impresionanda de la cantidad de trabajo que se le da a un niño pequeño para hacer, teniendo en cuenta su edad y su fuerza. Parece que en el entusiasmo por hacer la educación cada vez más rica, se ha amontonado una carga sobre las mentes de los niños. ¿Y qué ocurre? Es como un plato que debía cocinarse durante media hora, pero que se prepara en cinco minutos. Tal vez se queme, o tal vez esté algo crudo. El niño sabe demasiado para su edad; sabe lo que no necesita, lo que no valora, lo que es una carga para él, lo que se le impone. Y cuán pocos de nosotros nos detenemos a pensar en esta cuestión, que la infancia es la realeza en sí misma. Es un regalo de lo alto que el niño esté creciendo y que durante el tiempo de su crecimiento no sea conciente de los males, preocupaciones y ansiedades de la vida. Estos son los únicos días en los que se experimenta la grandeza de la vida, los días en los que el niño debe jugar, estar cerca de la naturaleza, absorber lo que la naturaleza le enseña gradualmente.
Toda la infancia se dedica al estudio, al estudio del conocimiento material; y tan pronto como el niño se ha convertido en un joven, la carga de la vida se pone sobre sus hombros, una carga que se hace cada vez más pesada para ricos y pobres. El resultado de esto es que hay luchas entre los partidos políticos; hay desacuerdos entre el trabajo y el capital. Y esta vida llena de luchas a la que el niño abre los ojos nunca le deja tiempo para ser uno con la naturaleza, para bucear en lo más profundo de sí mismo o para pensar más allá de esta vida entre la multitud.
Continuará…
Traducido por Arifa Margarita Rosa Jauregui