Mas acerca de Impulsos
En su larga y sutil charla sobre el Impulso Divino, publicada por partes aquí, allá y aquí, Hazrat Inayat Khan nos dice que todo lo que pensamos, decimos y hacemos surge de la profundidad dentro de nosotros – de un impulso proveniente de tan honda profundidad que podemos llamarlo “divino”, porque es provocado por la fuente misma de la vida. A primera vista, esto puede ser misterioso, porque muy a menudo lo que pensamos, decimos o hacemos no parece ser de ninguna manera divino. Más aun, tendemos a asociar una “naturaleza impulsiva” con inmadurez y tendencia al comportamiento caótico. ¿Como Podemos entender esto?
Imagina que te sientas en algún lugar en la naturaleza; está oscuro, pero hay una calma expectante, viva: el amanecer se aproxima. A medida que las estrellas se desvanecen en el firmamento y una débil luz revela el entorno, los pájaros despiertan y empiezan a cantar. Están respondiendo al regreso del día, luego de la oscuridad, la creciente luz los remueve y les da el alegre impulso de cantar. Cada pájaro cantará con su propia voz, una canción creada por su herencia física, y por la historia de su corta vida. En ese momento talvez también sientas el impulso de cantar – ¿Y que sucede con ese impulso? Debe trabajar a través de las capas de conciencia – el corazón y la mente – antes de tener éxito en mover tus labios, lengua y diafragma. Si tu corazón esta agobiado por sombras – tal vez tengas alguna pena o estés deprimido – entonces el impulso no será realizado. Reaccionas contra el impulso y lo asfixias. O si pasa hacia arriba a la mente, y la mente coloca obstáculos – “¡Alguien podría oírme!” o “Yo no sé cantar”. O alguna otra excusa – de nuevo el impulso no será realizado. Pero si el corazón y la mente aceptan el impulso, y cantas, el impulso encuentra realización, pero el resultado estará condicionado por otros detalles de tu “ser”: si no has cantado por cuarenta años, tu contribución al coro del amanecer será más parecido al de un cuervo que al de un ruiseñor.
Y así sucede con todo impulso. Si nuestro corazón esta nublado, si hemos adquirido un hábito de amargura o de aspereza o de egoísmo o de temor, esa condición por supuesto afectará la manera en que los impulsos se manifiestan – Si nuestra mente esta atestada de preconceptos que doblan y tuercen el impulso, esto también tiene un efecto. Cuando las sombras y obstrucciones son grandes, el impulso puede resultar muy tergiversado al expresarlo, y podemos llamar al resultado “satánico”. Pero si hemos realizado algún trabajo espiritual para purificar el corazón y la mente, para volverlos más transparentes, se torna posible para el impuso divino hablar a través de nosotros con cierta claridad.
Entonces podemos empezar a reconocer en cada impulso al Espíritu de Guía. Cuando percibimos esa guía en el reino mental, la llamamos intuición, cuando la escuchamos en el corazón, la llamamos inspiración, cuando nos hemos vuelto suficientemente despejados para percibirlo a nivel del alma, puede llamarse revelación, la luz divina y el poder que los grandes profetas y mensajeros tuvieron el privilegio de recibir, y que transmitieron tan fielmente como pudieron a la humanidad.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Ángel
Precioso y muy esclarecedor. Gracias querido Murshid Nawab.