More about the Purity of Mind (Spanish version)

Más acerca de la Pureza de la Mente

En el texto publicado de Hazrat Inayat Khan sobre la pureza de la mente, nos dice que es el constante fluir de la corriente del amor lo que lavara las impurezas, pero también reconoce que algunas impresiones son más difíciles de remover que otras, diciendo, “Algunas veces cuando es difícil para el amor eliminar algunas impresiones que son desagradables, que bloquean el camino de la corriente de amor, pueden ser removidas con algún elemento que pueda destruirlas”. Naturalmente, surge la pregunta ¿Y cuál podría ser ese elemento? En una época en la que la tecnología de lavado de ropa no era tan avanzada, había libros llenos de sugerencias para ayudar: “en caso de manchas difíciles aplique esto…” Si somos honestos todos admitiremos que hay algunas manchas en nuestra conciencia que son duras de remover, y quisiéramos ser capaces de abrir un manual Sufí y encontrar la solución lista. Pero Hazrat Inayat Khan no ofrece removedores de manchas pre-empacados. Él dice que, “La vida entera es un proceso químico, y el conocimiento de su química ayuda al hombre a hacer la vida feliz”. En otras palabras, debemos estudiar la vida nosotros mismos, y la naturaleza ‘química’ de la impresión que queremos remover, para saber cómo liberarnos de ella.

¿Cómo podría ser de otra manera? Todo en la vida es una batalla, interna y externa, del principio al fin, y si no enfrentamos los retos, muchas oportunidades preciosas se perderían. ¿Y cómo dominamos esos retos? Como dice en el Gayan:
Maestro es aquel que se domina a si mismo;
profesor es aquel que se enseha a si mismo;
gobernador es aquel que se gobierna a si mismo
y legislador es quien legisla sobre si mismo.

Un punto para tener en cuenta en este proceso de remover manchas es que existe una diferencia entre insatisfacción y culpa. Si una impresión no deseada se conecta con un sentimiento de culpa, nos es difícil mirarla claramente, y eso nos dificulta saber cómo limpiarla. Pero la culpa es una incomodidad producida por el sentimiento de que hemos fallado con el deber hacia nuestro ideal, y el único remedio es, primero, admitir nuestras faltas ante el ideal (que llamemos a ese ideal Dios o Alá o Jehovah o el Misterio Viviente no importa), y entonces firmemente ponernos a trabajar para reparar el daño hasta donde seamos capaces. No existe un error tan grande que la infinita Compasión no pueda eliminar, y Dios ama perdonar – si tan solo reconocemos nuestros errores y deseamos sinceramente ser mejores.

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel

 

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