Más acerca de la Religión del Corazón
El texto de Hazrat Inayat Khan publicado recientemente acerca de la Religión del Corazón mencionaba que hay tres pasos en este camino. Los dos primeros no son difíciles de comprender, aunque hacerlos realidad no es tan simple. Primero, se debe considerar el corazón de la persona enfrente de nosotros – dándole la atención y reverencia que se tendría al acercarse a un templo. El segundo paso es considerar de la misma manera al corazón de quien no está presente; un ejemplo sería no decir nada acerca de alguien que no está presente que no diríamos en presencia de esa persona.
El tercer paso es más paradójico. Debo volverme hacia dentro, hacia mi propio corazón, y considerar que los sentimientos que tengo no son ‘míos’ sino que son los sentimientos de la Divina Presencia. Talvez podemos pensar en el enunciado que a veces se usa en el Zikar, “Este no es mi corazón, es el altar de Dios”.
Para que este paso se haga una realidad de la religión del corazón, uno debe comprometerse en un examen muy serio sobre sus sentimientos, tanto los sentimientos momentáneos que van y vienen, como nuestras actitudes habituales de las cuales con frecuencia no somos conscientes, siempre preguntándonos si este es un sentimiento que deseamos poner en la Divina Presencia. Si, por ejemplo, tenemos un sentimiento de envidia, o de culpar a alguien o de sentirnos culpables, o cualquiera de los otros ‘feos’ sentimientos que merodean en la cámara del corazón, ¿no sería mejor que encontremos una manera de reformarlos?
Y, si trabajamos con diligencia, a tiempo, podremos llegar a reconocer la realidad de este tercer estado, que es, ‘yo’ no existo en absoluto – todo sentimiento, todo pensamiento y toda manifestación no son otra cosa que “El Rostro Divino”.
Tr. Inam Rodrigo Anda