‘Oh Conocedor de mi Corazón’
En gran parte del mundo el año está marcado por cuatro estaciones distintas, y cada estación tiene su propio y particular cometido, tanto hacia fuera como hacia adentro. La primavera es un tiempo de principios verdes, de ternura e inocencia junto con una tremenda energía y esperanza. El verano, en el que estamos ahora, es el momento en que todo el crecimiento de la primavera puede aprovechar la calidez y la luz de largos días para lograr aquello para lo que fue creado. Es también el momento en que la gente puede tener algo de ocio para la “re-creación”, y con esto en mente un grupo de nuestra amplia familia sufí pidió hace poco una “tarea para el verano”, algo con qué trabajar en los planos interiores mientras sus reuniones regulares se suspenden por un par de meses.
Hay una oración en las Meditaciones de la Naturaleza* que vale la pena examinar. Es fácil de recordar, se puede coordinar con la respiración, y aunque parezca bastante directa en su significado, si pasamos mucho tiempo con ella nos llevará a los fundamentos mismos de la espiritualidad. La frase es:
Oh Conocedor de mi corazón,
cumple mis deseos.
Una posible forma de trabajar con esta frase sería repetirla varias veces en voz alta por la mañana y luego ponerla en la respiración, inhalando el significado de la primera parte de la oración y exhalando el significado de la segunda parte. Esta sintonía de la respiración con la frase podría ser algo para volver a hacer durante el día, siempre que haya tiempo; esperando el tren o sentados en un parque, por ejemplo. Si estás caminando lentamente, también puedes coordinarla con los pasos, poniendo la primera parte de la frase en el paso izquierdo y la segunda parte en el paso derecho.
Por supuesto, cuanto más pensamos en esta frase, más nos enfrentamos con la pregunta: ¿qué es lo que realmente deseo? No es “no espiritual” el desear; por el contrario, el deseo es una parte natural del flujo de la Vida, pero debemos ser conscientes de la ciencia del deseo o nuestro anhelo quedará sin logro. El poder del deseo depende de la solidez del enfoque; si nuestro deseo se dispersa sobre muchos objetivos diferentes, o si cambiamos de un deseo a otro y luego a otro, el resultado nunca será satisfactorio. Podríamos pensar en los cuentos de hadas, en los que al héroe sólo se le otorgan tres deseos y suele desperdiciar los dos primeros; si, como el tonto del cuento de hadas, desperdiciamos nuestro poder de desear, al final no tendremos nada.
Otro aspecto de la práctica es éste: descubrir para nosotros mismos el anhelo que sea que esté escondido en nuestro corazón. El corazón es la profundidad de nuestra conciencia, pero a menudo estamos siendo arrojados por las olas en la superficie – en la mente, en otras palabras. Inevitablemente hay confusión en nuestra vida cuando la mente intenta ir en una dirección mientras que la corriente silenciosa del corazón nos está urgiendo en otra.
Como los árboles del huerto, como las flores en el jardín, hemos sido plantados aquí para algún propósito. Hablar cada día con nuestro Creador y abrir nuestros corazones al Jardinero que nos sembró hacen un buen día para madurar, y nos prepara para los inevitables días de la cosecha.
*d.T.: Meditaciones de la Naturaleza; prácticas meditativas de inspiración de Murshid Hazrat Inayat Khan.
Traducido por Juan Amin Betancur
Hermosa reflexión!
Oh conocedor de Mi Corazón,
Cumple mis deseos!
??
Que lindo abrir nuestro corazón al jardinero que nos sembró, hermosa tarea … gracias!!
Me inspira muchísimo esta meditación. Abrir mi corazón !!!! Hermoso!!!
Querido Murshid:
Hacía doce años no vivía en un país con estaciones marcadas y ahora, de regreso a mi antigua casa, este bello texto, acompañado de la meditacion de la Naturaleza, es muy apropiado por muchas razones.
Infinita gratitud,
Sharifa