Ramakrishna : ¿Quién puede atarme?
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P: Señor, ¿no podemos realizar a Dios sin una renuncia completa?
R: (riendo) ¡Claro que se puede! ¿Por qué deberías renunciar a todo? Estás bien tal como estás, siguiendo el camino del medio.
Déjame decirte la verdad: no hay nada malo en que estés en el mundo. Pero debes dirigir tu mente hacia Dios, de lo contrario no tendrás éxito. Cumple con tu deber con una mano y con la otra aférrate a Dios. Después de cumplir con tu deber, te aferrarás a Dios con ambas manos.
Todo es cuestión de la mente. La esclavitud y la liberación son sólo de la mente. La mente tomará el color con el que la tiñas. Es como la ropa blanca recién salida de la lavandería. Si la tiñes de rojo, será roja. Si la tiñes de azul o verde, será azul o verde. Sólo tomarán el color con el que las sumerjas, sea cual sea. ¿No te has dado cuenta de que, si lees un poco en inglés, enseguida empiezas a pronunciar palabras en inglés? Luego te pones las botas y silbas una melodía, y así sucesivamente. Todo va junto. O si un erudito estudia sánscrito, enseguida recita versos en sánscrito. Si estás en mala compañía, hablarás y pensarás como tus compañeros. En cambio, cuando estás en compañía de devotos, hablarás y pensarás sólo en Dios.
La mente lo es todo. Un hombre tiene a su mujer por un lado y a su hija por otro. Les muestra su afecto de diferentes maneras. Pero su mente es una y la misma.
La esclavitud es de la mente, y la libertad también es de la mente. Un hombre es libre si piensa constantemente: «Soy un alma libre. ¿Cómo puedo estar atado, tanto si vivo en el mundo como en el bosque? Soy un hijo de Dios, el Rey de Reyes».
Traducido al español de la Traducción de Swami Nikhilananda
por Arifa Margarita Rosa Jáuregui