Cuentos: Un caso complicado
En una ocasión, el mulá Nasrudín fue nombrado juez en su pueblo. El primer día que estuvo en la corte, un hombre se presentó ante él y le preguntó, “Mulá, ¿cómo es la ley? Si el animal de alguien mata al animal de otra persona, ¿se le exige al dueño del primer animal que pague por la pérdida?”
Nasrudín miró cuidadosamente al hombre y pensó por un momento. Conocía al hombre, era su vecino y, en su opinión, era una persona muy sospechoso y deshonesta. “Bueno”, dijo, “eso depende, ¿Cuáles son los detalles?”.
El hombre se cubrió la cara en lo que pareció ser un intento de mostrar un sentimiento profundo. “Un perro mató una oveja”, dijo sombríamente.
“¿Si?” dijo el mulá, “¿De quién es el perro y de quién es la oveja?
“Ay, mulá, ay. Mi perro y tu oveja”.
“Bueno”, dijo el mulá, “según la Sagrada Escritura, los animales son un nivel inferior de la creación, sin responsabilidad moral. Por lo tanto, el peso de sus acciones recae sobre los hombros de su dueño humano”.
“Entonces, el dueño del perro debe pagar por la oveja”, dijo el hombre.
“De acuerdo con la ley religiosa, sí”.
“Gracias mulá. Ah, y ¿dije que era mi perro y su oveja? Perdóname, fue un error. Quise decir, TU perro y MI oveja”.
Nasrudín se recostó y acarició su barba, “Este parece ser un caso mucho más complicado de lo que pensé”, dijo. Luego tomó un grueso volumen de una estantería y finalizó diciendo: “Pospongo el juicio hasta el próximo mes”.
Traducido por Inam Anda