Cuentos : Birbal hace un Pandit
Una vez, un brahmán ignorante fue a ver a Birbal y le pidió ayuda. “La gente no me respeta lo suficiente”, se quejó el brahmán. “Es una herida para mi orgullo. Quiero que me llamen Pandit”.
Al oír esto, Birbal pensó: “¡Este deseo es imposible! Uno nace brahmán, pero para ser un pandit, un erudito, hay que estudiar y tener conocimientos. Este hombre no sabe nada. No sólo es analfabeto, sino también tonto como una piedra. ¿Quién lo llamaría pandit? La gente se reiría”.
Pero con ese pensamiento, en un instante Birbal encontró la solución. “Te diré lo que debes hacer”, le dijo al brahmán. “Si sigues mi consejo, pronto todos en la ciudad te llamarán Pandit”.
“¿Sí? Dime, ¿qué debo hacer?”, preguntó el hombre.
“Para ser reconocido como Pandit, sólo debes mostrar algo de modestia”, le dijo Birbal. “Eso es todo. Así que, cada vez que alguien te llame realmente Pandit, debes fingir que estás enfadado”.
“¿Enfadado?”, dijo el brahmán, desconcertado.
“Sí, enfadado, pero fingiendo. ¿Entiendes? Grita, agita el puño. Amenaza con lanzar algo. Ven, te lo enseñaré”.
Birbal condujo al brahmán al patio, llamó a algunos de sus sirvientes y les indicó que en adelante debían dirigirse a este brahmán como “Pandit”.
Los sirvientes, que conocían la medida del brahmán, tuvieron dificultades para reprimir las sonrisas mientras se inclinaban respetuosamente y decían con solemnidad: “Buenos días, Pandit-ji”
“¿Cómo se atreven a llamarme así?”, gritó el brahmán. “Dejadlo de una vez”.
Los sirvientes sonrieron más, se inclinaron de nuevo y dijeron: “Como usted diga, Pandit-ji. ¿Quiere un poco de té, Pandit-ji?”
“¡Parad!”, volvió a gritar el brahmán, también disfrutando del juego. “¡He dicho que no deben llamarme así!”.
Al poco tiempo, se había reunido una gran multitud, y todo el mundo se reía y llamaba al brahmán “Pandit”, mientras él les devolvía los gritos con más y más energía.
Pronto se corrió la voz por toda la ciudad, y a partir de ese día, dondequiera que fuera el brahmán, se encontró con que la gente le llamaba “Pandit-ji”.
Y, como no se daba cuenta de que se reían de él, el orgullo del brahmán estaba satisfecho.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui
!Ay Dios! Y nuestro ciego orgullo galopando frenéticamente sin permitirnos ver -más allá de nuestras narices.
Gracias