Cuentos: bendiciendo al malvado
Los miembros de cierta congregación notaban que un predicador, cuando se dirigía a ellos, siempre comenzaba hablando de la gente malvada; pero no del modo que uno esperaría, lo que sería denunciando sus terribles conductas, sino elogiando a los malvados y pidiendo su bendición.
“Creador Todopoderoso”, él decía, “te agradecemos por el malvado y sus viles conductas. Bendice sus mentiras y sus engaños, sus trampas y su crueldad”.
Algunos miembros de la comunidad se acercaron al predicador y le preguntaron sobre su costumbre inusual. “Sería más comprensible para nosotros”, dijeron, “condenar todo su mal comportamiento y pedir bendiciones para aquellos que son amables, considerados y generosos. ¿Por qué hablas de ese modo?”.
“Porque”, respondió el predicador, “fue la maldad del mundo la que me despertó del sueño. Fue la traición de un corazón duro la que me hizo buscar el camino del amor, y ahora cuando soy consciente de la Gracia de Dios, doy gracias por todo lo que me a llevado a este punto”.
Traducido por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez