Cuentos: Realizado en tu nombre
Había una vez cierto gobernador de un gran estado que estaba sentado con un par de sus amigos, entreteniéndolos con historias de granjeros campesinos que trabajaban la tierra para él.
“Esta es gente tan sencilla”, dijo a sus amigos. “Imagínense, la semana pasada alguien golpeó la puerta, y ahí estaba parado un campesino cargando una gran gallina bajo su brazo. Me contó que había ido al pueblo a apostar con sus amigos, y ¡declaró que solo apostaría en mi nombre!, ¡Como si yo fuera un santo! Y la gallina era lo que había ganado, así que vino a presentármela. Esto le pertenece a usted su alteza, me dijo”.
“Tal fe es verdaderamente conmovedora”, dijo un amigo.
“Si, pero eso no es todo”, dijo el gobernador. “Unos cuantos días después, regresó, esta vez con una cabra. Su alteza, dijo, he apostado nuevamente en su nombre, y esto es lo que he ganado. ¡La cabra es suya!”.
“Tan ingenua su inocencia”, dijo el otro amigo. “¿Y qué daño puede haber en él? Obtienes regalos, y es bueno para tu ego, ¿supongo? ”
“Bueno”, dijo el gobernador modestamente, “supongo que tengo un papel que cumplir”.
Justo en ese momento hubo un golpe en la puerta, y cuando el gobernador lo abrió, vio que nuevamente era el mismo campesino, por lo que les dirigió a sus amigos una mirada cómplice. Pero el campesino fue acompañado por otros dos hombres de aspecto hostil, y dijo: “Su majestad, fui a jugar nuevamente a su nombre. ¡Y perdí quinientas piezas de oro! Por lo tanto, estos hombres han venido para que usted les pague”.
Traducción: Yaqín Anda