Cuentos : Todo el mundo es un editor
Sucedió una vez que el Mulá Nasrudín tenía algunos pescados para vender -no preguntes cómo los adquirió-, así que los puso en una cesta y los llevó al mercado. Allí colocó el pescado en una mesa, encontró una pizarra en algún lugar, escribió con tiza “AQUÍ SE VENDE PESCADO FRESCO”, y esperó a los clientes.
Pronto un amigo se detuvo, miró la pizarra y dijo: “Mulá, si pones ‘fresco’ en tu cartel, parece que tienes algo que ocultar sobre la edad del pescado. Mejor quítalo y deja que la frescura hable por sí misma”.
En consecuencia, Nasruddin borró la palabra “fresco”, de modo que el cartel decía: AQUÍ SE VENDE PESCADO
Pasó el tiempo, y otro conocido se detuvo en la mesa de Nasrudín. “Mulá”, dijo, “la gente pensará que usted cree que son estúpidos. Por supuesto que el pescado se vende ‘aquí’. ¿Dónde más?”.
Como no quería insultar la inteligencia del público, Nasruddin borró la palabra “aquí”. El letrero decía ahora: SE VENDE PESCADO.
Pasó el tiempo y otro amigo se acercó, miró la pizarra y dijo: “¿Se vende? ¿Se vende, Mulá? Nadie piensa que quieras REGALAR los pescados. Estás ofreciendo, Dios quiera que compren, ¿por qué tienes que decir ‘se vende’?”.
Nasruddin borró las palabras “se vende”. Sólo quedó “PESCADO”.
Un poco más tarde, otro amigo llegó al mercado, miró la pizarra de Nasrudín y dijo: “¡Mulá, puedo oler tu mesa desde el otro lado del mercado! Hasta los ciegos saben lo que vendes”.
Con un suspiro, Nasruddin borró la palabra “PESCADO”.
Entonces llegó su mujer, miró a Nasrudín y al pescado, e inmediatamente empezó a regañarle. “Nasrudín, vives en las nubes, ¡no sabes nada del mercado! Mira, tienes una pizarra, ¿por qué no la usas? Coge la tiza y escribe en ella: “AQUÍ SE VENDE PESCADO FRESCO “.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui