Cuentos: Me gustaría orar
Sucedió una vez que un Abad visitó a cierto monje que llevaba muchos años viviendo en el desierto. El monje tenía un aspecto muy apacible y santo, y recibió al Abad humildemente.
El Abad se sintió complacido con la atmósfera del monje. “Supongo, hermano”, dijo, “que pasas la mayoría de tu tiempo en oración”.
“Me gustaría orar”, dijo el monje, “pero durante mucho tiempo no he podido”.
El Abad se quedó muy sorprendido. “¿Pero cómo puede ser esto?”, dijo con preocupación. “Los sabios han enseñado que la oración debería ser nuestra ocupación constante en el camino espiritual”.
“Lo sé bien”, dijo el monje. “Pero hace algún tiempo, empecé a tener una duda: ¿cómo podría hablar a Dios si mi corazón estaba sucio con pensamientos de mi yo? Por eso comencé a barrer mi corazón a fondo antes de empezar a orar, desechando todo pensamiento de mí mismo, como se desecha la basura. Es un largo trabajo, pero procuro no dejar ni una partícula de polvo que contamine mi oración”.
“Muy bien”, dijo el Abad. “Pero entonces, con una preparación tan meticulosa, ¿por qué no oras?”
“Porque”, dijo el monje, “el sobrecogimiento que llega no deja espacio para las palabras”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.
Qué bellas palabras: “barrer el corazón a fondo antes de empezar a orar”