Cuentos: Déjalo
En cierta ocasión el mulá Nasrudín y su esposa caminaban por las montañas en un día muy frío. Debido a que sus ropas eran muy livianas, más cómodas para un caluroso día de verano que para el invierno, el viento de la montaña hacía rechinar sus dientes y doler sus huesos.
“Nasrudín”, dijo su esposa, “necesitamos ropas mejores”.
Nasrudín, sabiendo que no tenían dinero, dijo piadosamente, “Somos ricos en nuestra pobreza”.
Y su esposa replicó, “Si tú lo dices. Pero preferiría ser un poco más pobre y estar un poco más abrigada”.
Entonces, a medida que avanzaban, vieron lo que parecía un abrigo de piel tirado bajo un arbusto. “¡Nasrudín, ve y tómalo!” le ordenó su esposa. “Probablemente está hecho jirones, ¿por qué más alguien lo habría tirado? Pero, Dios quiera, podría darnos suficiente calor para mantenernos vivos en este viento”.
Como corresponde, el mulá fue y agarró el abrigo, pero para su sorpresa, resultó que no era un abrigo, sino un oso. Antes de darse cuenta, con un gruñido feroz, el oso también había agarrado a Nasrudín.
Su esposa, alarmada al ver lo que estaba pasando, gritó, “¡Déjalo, Nasrudín, déjalo!”
“Te aseguro que ya lo he soltado”, respondió gritando Nasrudín, “¡El problema es que el oso no me suelta a mí!”
Traducido por Inam Anda