Cuentos: Hechas para los peores
Hazrat Inayat Khan contó el siguiente cuento, que puede parecer simple y sin misterio; no hay elefantes ni tigres, ni ningún derviche a la vista. Sin embargo, tiene un punto para el viajero del camino.
Había una costumbre en un país donde la gente vivía de la agricultura, y era que cada hombre debería recibir como su parte una cierta parcela de terreno. Algunos aprovechaban de este privilegio y otros ignoraban su legado.
Ahora bien, un hombre, un buen agricultor, vio un campo que permanecía intacto y sin reclamar y lo deseó fervorosamente. Él sabía que con su trabajo podría convertirlo en un lugar bueno y hermoso. Y fue donde el soberano de ese país y le pidió este campo que él había encontrado y que estaba desperdiciado y sin reclamar.
El soberano replicó, “Eres un buen agricultor, de ninguna manera has descuidado lo que tienes, y para mí, lamento mucho que ese campo que has visto permanezca olvidado. Mi deseo es que mi tierra sea un país rico y feliz y que cada parte de él este pleno de prosperidad. Pero si te concedo esta parcela, ¿qué restricción podría imponerle a los granjeros deshonestos y negligentes? Pues es raro encontrar a un hombre como tú. Los granjeros en su mayoría son perezosos y derrochadores, ladrones y deshonestos, escasamente merecedores de mantener esa posesión y esa libertad que ya tienen, pero listos a arrebatar aquello que no es suyo por derecho”.
“Pero”, le dijo el buen granjero al gobernante, “si una porción de tierra permanece sin reclamar, crecerán las malezas y se reproducirán todo tipo de plagas. Así tienes una doble pérdida para tu país, pues estas plagas se esparcirán hacia otras parcelas cercadas y cultivadas, y el viento llevará las semillas de las malezas por doquier”.
“Esto lo sé bien”, dijo el soberano del país, “pero es mi deber hacer que mis leyes tengan en cuenta lo peor de mis súbditos”.
Traducido por Inam Rodrigo Anda
Creo que la enseñanza escondida en este cuento es que aquellos que viven su vida siendo buenos y diligentes no deben creer que por esa razón el mundo pondrá sus bienes en bandeja de plata para ellos, al contrario, seguramente serán más difíciles, porque se encontrarán con complicados obstáculos puestos allí para evitar que los que escogen el mal camino se apoderen de todo, burlando la buena voluntad de los demás.
El cuento no lo dice, pero es posible que el soberano haya recompensado al diligente súbdito de otra manera…quiero creer que es así…ojalá.
Posiblemente el mal venidero, si se concedía la parcela, era mayor que los beneficios del trabajo del granjero honesto.
Creo que la historia se asemeja a la parabola cristiana del “Hijo Prodigo” donde el padre celebra y se alegra por el regreso del hijo que malgasto su herencia. Dios en su infinito Amor dedica su esfuerzo por los hijos extraviados los que viven en la oscuridad de la ignorancia humana.
Gracias Nawab, con tus historias provocas estas bellas reflexiones y tocas los corazones de los “peores”