Cuentos: Abriendo camino a los generosos
Sucedió una vez en el pueblo de Chelm, donde como es reconocido por todo el mundo el Creador ha otorgado a sus habitantes una inusual cualidad de buen sentido, que un ladrón de corazón negro irrumpió en el lugar de oración y robó la caja de los pobres.
Los chelmitas lamentaron mucho este comportamiento indignante y juraron que no permitirían que se repitiera. Tras pensarlo detenidamente, decidieron que había que volver a colocar la caja de los pobres, pero esta vez, en lugar de dejarla en el suelo, al alcance de cualquier mano ladrona, sucia e incivilizada, la fijarían al techo.
La nueva caja de los pobres fue fijada en su sitio, y todos se quedaron mirando hacia arriba y admirándola en su nueva ubicación, hasta que un chelmita dijo: «Pero amigos, hay un problema. ¿Cómo podría alguien con un corazón generoso, que sea recompensado en el cielo, llegar hasta la caja de los pobres para hacer un donativo?».
Inmediatamente todos vieron la sabiduría de esta observación, pues tal es el don de la gente de Chelm, y empezaron a considerar qué hacer. La respuesta no tardó en aparecer. «No es difícil», dijo uno. «Debemos construir unas escaleras, para que la gente caritativa pueda llegar a la caja de los pobres».
Y, como todos estuvieron de acuerdo en que era una buena solución, eso fue lo que hicieron.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.