Cuentos: Nasrudín y el elefante solitario
Sucedió una vez que un elefante perteneciente al rey se escapó de su recinto y vagó por los campos de los alrededores de la aldea donde vivía el Mulá Nasrudín. Allí causó grandes daños a todas las cosechas, y los aldeanos se enfadaron mucho. Se reunieron para discutir qué hacer y, finalmente, después de mucha algarabía, decidieron marchar todos juntos hasta el palacio del rey y exigir que se llevara al elefante, y que incluso se les compensara por los daños. Para dirigirlos, eligieron al Mulá.
Toda la aldea se puso en marcha, con Nasrudín a la cabeza, marchando por el camino hacia el palacio y agitando los brazos en el aire. Sin embargo, a medida que se acercaban al palacio, algunos de ellos empezaron a pensar de nuevo en enfrentarse al rey, y uno a uno los que iban detrás del Mulá recordaron otra cosa que tenían que hacer, y se apartaron silenciosamente del grupo. Cuando Nasrudín llegó al palacio, estaba solo.
El Rey había salido a la escalinata del palacio, y estaba de mal humor. «¿Qué quieres, Mulá?», gruñó.
Al descubrir que no había nadie detrás de él, Nasrudín dijo nervioso: «Ah, majestad, verá, parece que uno de sus elefantes está en los campos alrededor de nuestra aldea».
«¿Sí? ¿Y qué?», dijo el Rey.
«Bueno, nosotros, ah, pensamos que podría estar extrañando a los otros elefantes, verá…»
«¿Y entonces?»
«Entonces», tartamudeó Nasrudín, «¡quizás podría enviar a otro elefante para que le haga compañía!».
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.