Cuentos: Nasrudín encuentra la manera de calentarse
Sucedió una vez que el mulá Nasrudín estaba de viaje y llegó a una posada mientras llovía a cántaros. Entró en la posada, empapado hasta los huesos, con la esperanza de calentarse junto a la chimenea, pero había otras personas amontonadas alrededor de ella y, como le daban la espalda, no pudo acercarse.
El posadero, al verle abatido en medio de la habitación, le dijo: “¿Qué te pasa, Mulá? Pareces triste”.
“He perdido mi monedero”, respondió Nasrudín.
“¿Tu monedero? ¿Había algo en él?”
“Diez piezas de oro”, respondió Nasrudín.
“¿Sabes dónde lo has perdido?”, preguntó el posadero.
“En algún lugar del último kilómetro antes de llegar a la posada”, dijo Nasrudín. “Lo buscaré por la mañana”.
“¿No vas a hacerlo ahora?”, dijo el posadero, sorprendido.
“¿Quién viajaría por ese camino en la noche con esta lluvia?”, preguntó el Mulá. “Será más seguro esperar hasta mañana por la mañana”.
“Si yo fuera tú”, dijo el posadero, “me iría ahora mismo. Si se corre la noticia de tu pérdida, no volverás a ver tu monedero”.
“Ah,” dijo Nasrudín, “mira – después de todo, aquí ha estado mi monedero. Calentémonos junto al fuego”. Todos los demás ya habían desaparecido en la oscuridad.
Traducido por Inam Anda