Cuentos: Nasrudín predice el futuro
Sucedió una vez que Nasrudín, no se pregunte cómo, ganó la reputación de ser un astrólogo de gran destreza, capaz de predecir eventos en la vida de quien fuera. Su fama se expandió hasta que, al fin, alcanzó los oídos del rey. En consecuencia, el mulá fue invitado a la corte.
Nasrudín fijó un prendedor de estrella en su turbante y se dirigió al palacio llevando consigo una sorprendente variedad de diagramas e instrumentos matemáticos.
“Cuéntame mi futuro”, ordenó el rey.
Nasrudín miró detenidamente sus gráficos y empezó a describir un futuro repleto de logros extraordinarios e incontables bendiciones. Mientras esto hacía, el rey se complacía cada vez más y, haciendo un ademán a un ministro, dijo: “recompensa este hombre por su percepción. ¡Lee mi vida como sobre un libro abierto!”.
El ministro de mala gana le entregó a Nasrudín un bolso de oro, pero dijo con recelo: “majestad, ¿realmente puede usted confiar en una predicción tan sesgada? Él solo le dice lo bueno, pero también tiene que haber algo más”.
“Es vedad”, dijo el rey, “mulá, ¿qué me dices de las cosas malas?”.
Siempre dispuesto a complacer, Nasrudín comenzó a describir una cascada de catástrofes: hambrunas, inundaciones, plagas, derrotas militares, y cosas aún peores. El rostro de su majestad se ensombreció como una nube tormentosa. Finalmente, el rey interrumpió a Nasrudín con esta pregunta: “¿y ves algo sobre el momento de tu propia muerte?”.
Nasrudín se detuvo, acarició su barba pensativo, miró hacia un diagrama y luego dijo: “Pero qué notable coincidencia, señor. ¡Nuestros astros están conjugados y el cielo tiene decretado que yo moriré justo una hora antes que su noble ser!”.
Traducido por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez