Cuentos: Nunca perder la esperanza
Ocurrió una vez hace mucho tiempo que la esposa del mulá Nasrudin necesitaba algunas cosas de la farmacia, y le pidió a su marido que fuera a conseguirlas.
“Pero ya te conozco, esposo,” dijo ella. “Si no te doy una lista, regresaras con las cosas equivocadas, o tal vez sin nada.”
Por consiguiente, escribió sus requerimientos en un trozo de papel y lo entregó a su marido. Él obedientemente lo puso en su bolsillo, se colocó el turbante en la cabeza y se encamino hacia la farmacia.
Cuando llego allí, el boticario lo saludo cálidamente, porque eran viejos amigos, y rápidamente entraron en una profunda conversación alrededor de una taza de té. Luego de un rato, sin embargo, el boticario preguntó, “Pero dígame mulá, – tal vez estoy descuidando mis deberes. ¿Le puedo servir hoy en algo?”
“Si”, dijo Nasrudin. “Tengo una lista. Un momento,” y empezó a buscar en sus bolsillos el papel que le había entregado su esposa: primero en un bolsillo, luego en otro, cada vez sin resultado. y con cada bolsillo vacío su cara se alargaba. Finalmente, mostro a su amigo cara de derrota. “No logro encontrarlo.”
Pero el boticario era un hombre muy observador. “Mulá”, dijó, “he visto que hay un bolsillo en el que no ha buscado. Tal vez esté en el bolsillo interior del abrigo.”
“Estas en lo cierto,” dijo Nasrudin, “pero ese bolsillo es la última posibilidad, y si busco allí y no encuentro la lista, ¡perdería completamente la esperanza!”
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel