Cuentos : Gracias a su bondad
Sucedió una vez que el Mulá Nasrudín se enfermó de gravedad. Naturalmente sus vecinos escucharon lo ocurrido y fueron a visitarlo. Las personas del pueblo de Nasrudín ciertamente tenían defectos, pero olvidarse de los enfermos ¡no era uno de estos!
Día tras día las personas del pueblo venían en grupos grandes y se sentaban en su cama, tomando un sinnúmero de tazas de té, comiendo pasteles – o pepinillos salados o damascos secos o un pilaf o lo que sea que pudieran encontrar – y chismeando entre ellos mientras el Mulá estaba demasiado débil como para expresar una sola palabra.
Finalmente, el Mulá comenzó a sentirse mejor, y cuando finalmente logró salir de la cama, los vecinos dijeron, “Ahora, Mulá, alabado sea Dios, estas sano nuevamente. Nos podemos marchar.” Y todos los vecinos comenzaron a retirarse de la casa. Nasrudín miró la cocina y comenzó a seguirlos.
“Pero Mulá,” dijeron los vecinos sorprendidos, “¿vienes con nosotros? ¿Te has acostumbrado tanto a nuestra compañía que ya no quieres estar solo?”
“No, no se trata de eso,” dijo Nasrudín. “Es que gracias a su bondad no queda nada para comer en mi casa”.
Traducido por Darafshan Daniela Anda