Cuentos: La casa de oración
Sucedió una vez que Nasrudín viajaba por una parte desértica del país cuando una poderosa tormenta cayó sobre él. Comenzó a diluviar y un fuerte viento amenazaba con levantarlo de los pies. Empeoraba cada vez más, pero entonces, a través del ruido, escuchó que alguien llamaba: “Mulá, mulá, ¡por aquí! ¡refúgiese aquí!”
Casi sin poder ver, el Mulá siguió la voz a través del cegador aguacero y se encontró en una construcción pequeña, vieja, bastante desvencijada, que de todas formas brindaba algo de protección frente a la tormenta.
“Bienvenido,” dijo el hombre que le había llamado, “es una terrible tormenta la que ha enviado nuestro Señor, pero usted estará a salvo aquí, puesto que esta es una casa de oración. Ha sido santificada por los fieles por muchos años, y seguro Dios la protegerá.”
El Mulá miró alrededor con recelo. Las paredes se estremecían y temblaban con el golpeteo del viento. “¿Estás seguro hermano?” preguntó.
“No me cabe duda,” dijo el hombre. “Porque esta casa es tan santa que ahora ella misma reza. Escuche,” ordenó mientras las vigas sobre ellos crujían bajo la presión del viento. “¡Están alabando el poder del Todopoderoso!”
“Eso está muy bien,” dijo Nasrudín, “¡que lo alaben todo lo que quieran mientras no decidan postrarse!”
Traducción Darafshan Daniela Anda