Cuentos: El hombre que desafió al destino
Érase una vez un comerciante que daba su habitual paseo matutino por la playa junto al mar. Mientras caminaba, se fijó en un hombre que estaba llenando una taza de arena. Cuando la taza estuvo llena, la vació sobre un gran montón de arena que había cerca y volvió a llenarla.
El mercader le preguntó qué estaba haciendo, y el hombre respondió: “Soy Bidhata [el destino] y estoy midiendo la comida que cada hombre recibirá hoy”.
El mercader se sintió escéptico. “¿De verdad puedes hacer eso?”, le preguntó al hombre.
Él respondió: “Puedo. Ningún hombre puede escapar de Bidhata”.
“Demuéstralo, entonces”, dijo el mercader. “Retén mi comida del mediodía”.
“Muy bien”, respondió Bidhata. “Hecho está”.
Todavía dudando, el mercader siguió caminando, compró un pescado fresco a un pescador, se lo llevó a casa y se lo dio a su mujer para que lo cocinara, y luego se fue a trabajar…
Más tarde, el mercader volvió a casa para la comida del mediodía, y su mujer le puso delante el pescado que había cocinado. “Mira ahora”, pensó el mercader, “qué tonto era aquel hombre al hablar del destino. Aquí está el delicioso pescado que mi mujer ha cocinado para mí, y no hay nada que me impida comérmelo: ¡esa idea del destino es sólo un cuento de hadas!”. Y pensando en cómo había demostrado que el destino era falso, se echó a reír.
Pero la mujer del hombre malinterpretó su risa y pensó que se estaba burlando del pescado que había cocinado. Antes de que el hombre pudiera comer un solo bocado, ella le dijo palabras airadas, él respondió con ira y pronto estuvieron gritándose fuertemente el uno al otro. Finalmente, el hombre salió furioso de la casa, dejando intacta su comida del mediodía. Mucho más tarde, el mercader se dio cuenta de que, después de todo, Bidhata había triunfado.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.