Cuentos: La dulzura del Melón
Se dice que el legendario sabio Luqman estuvo una vez al servicio de cierto rey. El rey había comprobado de diversas maneras que Luqman no era un simple esclavo, sino un ser evolucionado, por lo que atesoraba la presencia de Luqman, y hacía todo lo posible por mostrarle su respeto. El rey llegó incluso a ofrecer su comida a Luqman antes de comer él mismo.
Un día, alguien le envió al rey un gran melón como regalo. Después de admirar el regalo, el rey lo hizo cortar en rodajas y, como era su costumbre, ofreció primero una rodaja a Luqman. Luqman se la comió con todas las señales de disfrute. Al ver su agrado, el rey le ofreció otra rodaja, y otra, hasta que sólo quedó una. Pensando que tal vez él también debería probar el regalo, el rey tomó el último trozo, pero con el primer mordisco tuvo un shock: el rey descubrió que el melón era indeciblemente amargo, y fue incapaz de tragar siquiera un bocado.
“Luqman” dijo asombrado. “¿Cómo es posible que puedas comer una fruta tan amarga? ¡Incluso parece que la disfrutas! ¿Cómo puede ser?”
“Majestad”, dijo Luqman, “has mostrado tanta amabilidad conmigo, ¿cómo podría no aceptar lo que me ofreces? Es tu generosidad la que convierte el sabor de lo amargo en dulce”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.