Cuentos : El deseo de la ciega   

Érase una vez una mujer ciega que vivía con su hijo y su nuera. Eran muy pobres y apenas tenían para comer, pero la mujer era muy devota y rezaba todos los días al Dios Ganesha.  

Un día, cuando terminó sus oraciones, una voz le habló. «Soy Ganesha», dijo la voz,» y tus plegarias me han complacido. Por la virtud de tus plegarias te concederé un deseo, pero sólo un deseo. Piénsalo detenidamente, y mañana volveré a verte para oír lo que deseas».   

La anciana se sintió profundamente conmovida por la generosidad del Dios, pero también estaba profundamente desconcertada sobre lo que debía pedir. Finalmente, se dirigió a su hijo, le explicó el asunto y le preguntó qué debía desear.   

«Madre», dijo el hijo,» tenemos muy poco. Pide oro para que podamos comprar tierras y con eso podríamos por fin vivir bien».   

Pero su nuera tenía un pensamiento diferente. «Pide que pueda darte un nieto sano», le aconsejó. «Un hijo sano es el mayor tesoro».   

Entonces la anciana consultó a su vecina, que le dijo: «¿Por qué gastar tu deseo en lo que quieren los demás? ¿No tienes un deseo para ti misma? ¿No te gustaría volver a ver?».  

La anciana se quedó aún más desconcertada. Quería volver a ver, pero también quería cumplir los deseos de su hijo y de su nuera. ¿Qué hacer?  

Al día siguiente, cuando terminó sus plegarias, volvió a oír la voz del Dios. «Hija», dijo Ganesha, «estoy dispuesto a conceder tu petición. Dime qué deseas».  

La anciana respiró hondo y dijo: «¡Deseo ver a mi nieto bebiendo leche de un cuenco de oro!».   

Ganesha se rió efusivamente «Hija, me has jugado una mala pasada, pero como me has hecho reír, estoy de acuerdo, te concederé tus tres deseos en uno».   

Y así, en poco tiempo, aquello sucedió…  

Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui