Cuentos: Lo que se requiere
Hace mucho tiempo existió un humilde granjero que vivía alejado en el campo, en una diminuta aldea de la cual hoy nadie sabe el nombre. El labrador era un hombre muy tranquilo y piadoso que acudía al templo local con fe y era conocido por ser honesto y fiel a su palabra. Tenía un hijo, que también era una buena persona, pero inquieto por naturaleza y cuando el muchacho alcanzo cierta edad le dijo a su padre que sentía que debía salir al mundo a aprender, “estoy seguro de que en el mundo hay más que nuestra sencilla vida”, dijo a su padre: “Por favor dame tu bendición y me iré”
El padre por supuesto bendijo a su hijo y éste se marchó en busca de aprendizaje. Anduvo lejos por el mundo, siempre buscando, hasta que al fin llegó a un monasterio en lo alto de las montañas y allí, rodeado por el silencio de las rocas y la nieve, empezó a estudiar muchos temas profundos y misteriosos.
Después de años de estudio, acumuló tantos conocimientos que incluso adquirió la habilidad de caminar sobre el agua. Cuando se dio cuenta de este logro, pensó que tal vez regresaría donde su padre y le mostraría lo que había aprendido.
Al llegar a casa de nuevo, el hijo llevó a su padre a la orilla de un río vigorosamente espumoso que corría cerca y entonces comenzó a caminar a través de su superficie. Cuando llegó a la mitad, sin embargo, algo lo distrajo – tal vez el vuelo de un pájaro – ¿quién sabe? y antes de darse cuenta estaba entre el agua en peligro de ser arrastrado.
Instantáneamente el padre corrió a través del agua, agarro a su hijo y lo arrastro para ponerlo a salvo.
El hijo empapado miró a su padre con una mezcla de vergüenza y asombro. “Padre”, dijo, “No sabía que supieras caminar sobre el agua”.
El padre sacudió la cabeza. “No sé”, respondió. “La diferencia entre nosotros, hijo mío, es esta: tú sabes muchas, muchas cosas, pero yo sé solo una. Yo sé lo que se requiere de mi.”
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel