La enfermedad y la cura
En medio de una pandemia que parece estarse acelerando en lugar de frenarse y con desorden social y tensiones políticas emergiendo por doquier, con las consecuencias del descuido de nuestro medioambiente volviéndose más evidentes día tras día, podríamos preguntarnos: ¿qué es lo que está mal en el mundo? Todos queremos paz, felicidad y bienestar, y hay muchos, muchos esfuerzos a través de innumerables organizaciones y programas para alcanzar estos fines, y sin embargo, cada día parece traer más malas noticias. ¿Por qué? Si todos queremos lo mismo, ¿por qué no lo conseguimos?
Desde un punto de vista sufi, el problema radica en una enfermedad del espíritu. En el Gayan Boulas, Hazrat Inayat Khan dice, “El actual espíritu de la humanidad tiene el comercialismo como corona y el materialismo como trono”, y con frecuencia mencionaba estos dos términos al describir la difícil situación del mundo y lo que necesita hoy. Pero ¿qué quiere decir con “comercialismo” y “materialismo”?
El comercio existe a través del intercambio, el dar y tomar del mercado en el que ambas partes de una interacción están buscando su propia ventaja. En el sentido espiritual, el comercio no es malo, ni demoníaco; el problema aparece cuando se convierte en la corona de la vida, porque entonces valoramos solo aquello que puede comprarse y venderse. Y el materialismo significa no solo la valoración, o podríamos decir la adoración, de los bienes materiales, sino en última instancia, la negación de que existe algo más que la materia – la creencia de que el mundo más sutil del espíritu es inexistente*. Esto no solo conduce a una profunda insatisfacción, ya que el mundo material y nuestra experiencia física son muy poco fiables y transitorios, tal como todos lo aprendemos tarde o temprano, sino que también nos impide entendernos a nosotros mismos, que es el único estudio que brinda satisfacción verdadera.
El remedio, dice Hazrat Inayat, es el cultivo de un ideal, porque así comenzamos a superar el egoísmo que ha llevado al mundo a su condición actual. Al tener algo a lo que mirar hacia arriba, sosteniéndolo siempre ante nosotros y procurando a servirlo, aprendemos a controlar nuestro ego, que de otra forma arde y se sale de control, consumiendo todo a su alrededor.
Los ideales se han enseñado en religión, mediante la belleza del culto, pero ahora muchos se sienten incapaces de aprender de esa fuente. Por lo tanto, es necesario despertar al mundo de una manera nueva a la misma Verdad eterna, al divino ideal que cada uno lleva dentro. Ese es el trabajo del Mensaje que hemos heredado de Hazrat Inayat Khan – pero solo seremos capaces de transmitirlo en la medida en que nosotros mismos hayamos hecho de él una realidad en nuestros propios corazones y en nuestras vidas.
*Algunos científicos, por ejemplo, están profundamente desconcertados de como el arreglo de las moléculas y células en el cerebro puede producir consciencia. El místico, por otro lado, experimenta la consciencia como omnipresente y mira al cerebro como una lente útil, pero no como el originador de la consciencia.
Traducido por Inam Anda