El vino de la exaltación
El tema de nuestra conversación fue este aforismo del Vadan, Chalas: Sensación y exaltación son dos cosas: el placer viene de la sensación, la felicidad de la exaltación. En el curso de nuestra charla, un miembro del grupo dijo: “Pero, ¿por qué Hazrat Inayat Khan está comparando sensación y exaltación? Son tan obviamente diferentes”.
Eso es cierto, por supuesto, pero muchos aspectos de la Verdad se hacen evidentes sólo una vez que los vislumbramos. Si hemos comenzado a saborear algo de la vida interior, puede que no necesitemos recordarlo, pero para un mundo tan densamente materialista como es nuestra época actual, un mundo en el que el placer y la sensación son comúnmente considerados como el pináculo de la existencia humana, este aforismo es una señal útil que apunta hacia arriba.
Hay una interesante ilustración de esto en la historia del amor de Majnun por Leila. Majnun estaba completa e inquebrantablemente enamorado de Leila, pero sus compañeros no podían entender por qué. “Tu Leila no es tan especial”, le decían. “Podemos mostrarte muchas chicas que son incluso más hermosas que ella”. Y tradicionalmente, se dice que Majnun respondió: “Para ver a Leila, debes pedir prestados los ojos de Majnun”. Esto nos muestra que la experiencia de la belleza no depende de la forma material externa, sino que es algo interno, una apertura de ojos en el reino interior. Mevlana Jelaluddin Rumi desarrolló más el asunto, diciendo que Majnun dijo a sus amigos, “Leila es una copa. La forma de la copa no es importante. Lo que importa es el vino que bebo de la copa. Si me ofreces una copa cubierta de oro y joyas pero que contiene vinagre, ¿de qué me sirve?”
Exaltación, como otro miembro del grupo señaló, significa ser levantado, ser elevado de nuestra condición habitual, ser elevado por encima de “la densidad de la tierra”, como lo dice la oración Saum.Sin duda suena muy atractivo, pero como todo en el mundo exterior e interior, hay un precio a pagar, en este caso, debemos entregar nuestro “yo”. Es nuestra obstinada insistencia en nuestra individualidad lo que nos separa de la vida y la luz infinita de la Unidad, y es de hecho esa carga la que pedimos que se nos alivie cuando, en la oración Khatum, decimos, “elévanos por encima de distinciones y diferencias”. Podríamos suponer que esto se refiere a arrastrar de alguna manera a la humanidad fuera de las opiniones polarizadas que existen sobre tantos temas, pero todos esos puntos de vista conflictivos tienen su raíz en el “yo”, y no resolveremos ninguna de estas disputas hasta que hayamos empezado a ablandar nuestro yo en el vino de la exaltación.
¿Y cómo encontrar ese vino? Para tomar prestadas las imágenes de los viejos sufis, debemos simplemente seguir nuestra nariz – el olor del vino nos llevará a la taberna. Podemos encontrar un fuerte olor a él en la música, en el arte, en la poesía, y por supuesto en la oración y en la meditación. Y una vez que encontremos la taberna, no querremos dejarla.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.